Bahamontes


Federico Martín Bahamontes

tienes nombre de torero

Una mañana de aquellos tiempos

Saulo ascendía el Tourmalet

y Saulo fue derribado

y se desgarró la espalda

sangró y lloró

Se levantó Pablo

reconciliado

y vestía una túnica amarilla

diseñada por Pontormo e Beccafumi

que esplendía

y subió a la cima

como Moisés bajó al llano

deslumbrador y arrobado

deslumbrado e ingrávido

y en el podio celestial

dos ángeles moreno y rubio

lo besaron

y los gentiles alumbraron con hogueras

cada cimera de la cordillera

y ensalzaron su nombre

y entre sus brazos le creció

un triunfante ramo de flores

Federico Martín Bahamontes

tienes nombre de torero

Domingo Ortega te da la mano

y compartís pinares en la misma tierra

y un mismo río facado

y las cigüeñas

cigüeñas lentas en un mismo cielo

y surcos en la cara de labriego

y una madre de pardo hirsuto

de la que penden arracadas moras

contra la noche de luto saturada

Y cuando el suave podio galo

corona el buen Bahamontes tan enjuto

Domingo Ortega invisible

Sufrido Sigfrido sarraceno

empuja su sillín con ambas manos

y le abanican el sudor a Federico

verónicas

navarras

y mariposas

y hasta el brusco mistral de una larga cambiada

que los serafines novilleros ejecutan

con el capote azulado de sus alas

y sube los empecinados montes

curtido el buen Bahamontes

y siente nacer bajo el callo de sus nalgas

los rotundos hombros del “capitalista”

y su manillar es testuz picassiana

y retumba un mugido por toda Francia

y el Parque de los Príncipes

se torna flavo mandala

y el césped albero almidonado

y a Federico Martín Bahamontes

le brota en cada mano

una oreja negra como una breva

y un flamígero rabo

desciende sobre su gorra

que le da el don de lenguas

y el poder de los milagros

y el General de Gaulle en el Elíseo

batuta tricolor en mano

acomete un pasodoble exaltado

que jalea unánimemente la Asamblea

y los azorados sarcófagos

de Napoleón y Víctor Hugo

en el Panteón y en los Inválidos

se empinan verticales

y tornánse blancos

y llora dentro un niño

albos acantilados

de burladeros atlánticos

Federico Martín Bahamontes

tienes nombre de torero

tus tiempos sí fueron épicos

no había “estratégicas” tácticas

ni envilecidos gregarios

no había chivatas radios

ni científicas alimentaciones

ni milimetradas concentraciones

ni técnicos parásitos

ni creadores de imagen

ni ciclistas “mediáticos”

corredores mercachifledotecnificados

ni bicicletas con música

ni cascos aerodinámicos

ni gafas de sol de marca

ni pararrayos

ganaba siempre el más burro

tiempos de Cid y Eloy Gonzalo

lo tuyo sí que fue épico

Federico Martín Bahamontes

bicéfalo de Toledo

buenísimo Bahamontes de fuste excelente

torero

torero.

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