Weiwei es guay

Pues sí, Weiwei es guay, pero no «un guay» de esos que no llegan a «chachi», sino un enrollado –«guay» a secas-, un tío guay, alguien que no necesita que los demás le llamen guay para ser guay, vaya.

Tampoco necesita mucha presentación, este Weiwei, porque sus obras se han expuesto en las más importantes salas de Arte del mundo pero, por si algún despistado no lo conoce, diremos que se trata de un «artivista» chino, es decir, un tipo que tiene más de activista político que de artista, y que canaliza su creatividad -que es mucha- hacia un movimiento social libertario, en China y no sólo.

Ha estado en la cárcel, Weiwei. Ha padecido los abusos de las autoridades. Ha sido golpeado y vejado. Pero cuanto más se le intenta silenciar, mayor repercusión adquieren sus palabras. Lo que viene siendo un mártir, de toda la vida.

Never Sorry

Es el título del documental dirigido por Alison Clayman en 2012 a propósito de este polémico chino. Se trata de un documental correcto, que profundiza, a través de un seguimiento cotidiano y exhaustivo (que el propio Weiwei propicia mediante un despliegue continuo de camarógrafos), en la figura del autor de obras como ésta:

Weiwei

Ai Weiwei. 2008.

Arte 

Y al final, uno se vuelve a preguntar, por enésima vez, qué es el Arte. En una sociedad de la censura, del mercado, del arte-por-dinero, del arte-como-medio, ¿el artista es aquél que consigue alzar lo suficiente su voz para incomodar al Estado? ¿Aunque no cante bien? (y no, Weiwei no canta nada bien).

Hay mucho Twitter en la creación artística de Weiwei, mucho Twitter como soporte. Y mucha improvisación. ¿Pero soporte de qué? ¿De otro panfleto más? ¿De reivindicaciones políticas? ¿Eso es Arte? ¿Cualquier cosa que se le ocurra publicar a Weiwei desde el sofá de su casa será Arte?

Política

Y uno termina concluyendo que lo que sucede es que, a nivel político, a nivel mundial, hay tanta necesidad de una voz lo suficientemente libre, lo suficientemente honrada y lo suficientemente potente para alzarse contra un sistema socioeconómico que se nos cae, que cuando aparece alguien así, lo llamamos «artista», lo llamamos «santo», o lo que haga falta, con tal de que se quede.

Como en Turquía, donde la expresión artística de un coreógrafo -de alguien que se dedica a la danza- ha sido guardar silencio, y permanecer inmóvil, en público, solo, ante la bandera.

Ver videoclip Dumbass de Ai Weiwei

Ver trailer del documental «Ai Weiwei: Never sorry»