El examen final (Carmen Cereña)

He leído en la prensa que el Papa Francisco «ha desvelado qué preguntas habrá que responder en el Juicio Final», deleitándome de la ingenuidad del periodista que escribe un titular tal. O es un cínico que sabe reírse de todo o es la suya pura e ilusa simpleza.

El Juicio Final resulta ser un examen oral en la perspectiva no menos candorosa del Papa francisco: «Jesús nos reveló en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo las preguntas del examen en que seremos juzgados. El Señor nos reconocerá si nosotros lo hemos reconocido en el pobre, el hambriento, el marginado (este término es suyo; en el siglo I no se empleaba, demostrando que el actual es un papa à la page), el enfermo» Y añade: » Son cosas sencillas pero concretas». Gracias por tranquilizarnos. El examen está chupado puesto que, sabiendo las preguntas de antemano, bastará con preparar las respuestas en casa sin necesidad de apuntarse a una academia o de solicitar la ayuda de la empollona de clase. En cuanto al recurso de la chuleta, ¡que a nadie se le ocurra! Por allí anda siempre, vigilante y celoso de su deber el ujier celestial, Pedro, quien no se anda con chiquitas. Si en Getsemaní ya segó una oreja en un arrebato de cólera, en el día del Valle de Josafat, de una coz, mandará al tramposo rodando hasta el bálatro.

Más de uno, sin ambición. renunciando a la nota alta y conformándose con el aprobado, aunque sea raspón, establecerá un planning vital para, habiendo atendido un mínimo, el mínimo requerido, al enfermo, al marginado, al hambriento y al pobre, sin desgastarse demasiado, saque un 5 ó más bien un 6 por ser ésta la nota de corte en el sistema académico italiano y como el Vaticano se halla en Roma, seguro que la Gloria se rige por el plan de estudios de la República Italiana, lo cual no deja de ser ventajoso para todos pues sin llegar a ser un coladero como la española, tampoco es tan exigente como la germánica o la nipona, que así son ellos, tudescos y japoneses, unas cabezas cuadradas, unos hinca-codos que siempre estudian para matrícula y querrán ser los primeros también en el Juicio Final y como los hijos de Zebedeo sentarse a la derecha de Cristo en el Más Allá, que siempre juegan a ganar y por paliza además.

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