Dojo Kun

Karate significa «mano vacía», mano sin armas. Y esto es así porque el cuerpo todo del karateca es, en sí, un arma. La diferencia entre «ser» y «tener» queda clara y patente aquí, cuando uno, desprovisto de toda herramienta, sin ejército ni guarnición, solo, desnudo, es capaz de imponerse al medio y medrar.

Barrios

En algunos barrios se ha olvidado esta diferencia. Se piensa que es más quien más tiene y se olvida que la esencia, lo que uno es, acompaña a la persona inevitablemente. Ser no es tener.

Claro que los objetos se convierten en prolongaciones de la persona, ciertamente. Las cosas potencian nuestras acciones, y en este momento ya es fácil confundir esencia y tenencia. Por ejemplo, el propietario de un automóvil llegará a su destino mejor, más lejos y más rápido que alguien carente de medio de locomoción. Indiscutible. ¿Pero adónde irá? Ahí está la clave.

Dojo Kun

En Karate, ese universo en el que de nada vale lo que uno tiene, sino lo que uno es y consigue día a día, el destino está claro. Al final del camino está uno mismo, mejorado, limpio, alineado. Y el otro es un compañero, un aliado, no un rival, puesto que el único rival posible es el yo y sus limitaciones.

Cinco principios resumen esta filosofía. Son tan sencillos como bellos y en algunas escuelas, se recitan a coro, al principio o al final de cada entrenamiento:

-Respetar a los demás.
-Esforzarse, ser constante.
-Reprimir la violencia.
-Ser honesto, decir la verdad.
-Intentar perfeccionar el carácter.

¿Quién eres, cuando te vistes como la horda que hace de su posesión su bandera? ¿Qué eres?

Fotografía de portada: Maestro Hiromichi Kohata cortesía de Asociación Gensei Ryu Karate Do España.

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