El arte, un legado común europeo

“Cada vez que las facultades humanas alcanzan su plenitud, necesariamente se expresan mediante el arte.” John Ruskin Corren tiempos difíciles para Europa, la crisis económica afecta a todos los aspectos de nuestra vida, incluso a nuestros valores y a nuestra cultura ¿Está en juego la identidad de Europa? Reflexionemos sobre cómo el arte, la cultura, […]

“Cada vez que las facultades humanas alcanzan su plenitud, necesariamente se expresan mediante el arte.”

John Ruskin

Corren tiempos difíciles para Europa, la crisis económica afecta a todos los aspectos de nuestra vida, incluso a nuestros valores y a nuestra cultura ¿Está en juego la identidad de Europa?

Reflexionemos sobre cómo el arte, la cultura, contribuyó a definir la identidad de todo un continente. Los artistas e intelectuales supieron traspasar fronteras y además consiguieron ejercer una gran influencia y la ejercen todavía.

La pluralidad de naciones que hoy forman la comunidad europea son resultado de un largo proceso histórico, un sacrificio plagado de enfrentamientos y acercamientos, a veces con un nivel de destrucción sin precedentes. Hoy las diferencias siguen estando presentes.

Cuando citamos el nombre de Europa, rápidamente lo asociamos con el ideal de cultura. Más concretamente en las artes, la creatividad europea ejerció un verdadero dominio. Su papel ha sido fundamental y tuvo un punto de partida: las ciudades del norte de Italia y los Países Bajos. Las ciudades experimentaron un gran desarrollo, las comunidades se dedicaron a enriquecerse con el comercio y la industria y a la par se dedicaron al desarrollo intelectual.

Ésta era la clave de su dinamismo, la capacidad para ejercer dominio, son verdaderos centros de civilización, siempre partiendo del mundo clásico. El mundo antiguo proyectándose en el mundo moderno.

La ciudad se convirtió en un espacio para el desarrollo intelectual, imprimiendo un carácter universalista. En la urbe estarán las mayores oportunidades para intelectuales y artistas. Las nuevas clases sociales desarrollaron el humanismo, protagonizaron la evolución científica, pero también la representatividad y el carácter liberal que no solo se trasladará al mundo artístico, sino también al mundo sociopolítico.

El Renacimiento está en las raíces de Europa. Basándose en el retorno a la Antigüedad, nos preparaba para el futuro. Se gestaron los ideales propios de la modernidad, el individuo se concebirá como un ciudadano, consciente, sujeto político, como centro del universo, con nuevos valores, con un gran espíritu aventurero, emprendedor y creador. El nuevo ciudadano europeo se convertirá en el protagonista de la historia, un sujeto activo, dinámico, que se convertirá en espectador del mundo que le rodea.

El hombre y el artista se hicieron viajeros, contemplando el verdadero espectáculo de la naturaleza.

Europa sabrá transmitir a la humanidad esa idea de las artes como patrimonio de cultura, como espacio para el enriquecimiento de los individuos. La visión, el desarrollo de la mente y del oído lograron el enriquecimiento de las artes, incluidas la literatura y la música.

¿El arte? El arte nos sigue iluminando y descubriéndonos los signos, los mensajes, a veces invisibles de una realidad que nos rodea. Nos ha dado una patria  común en la que vivir para poder gozar. No podemos dudar que ha tenido un papel en la construcción de Europa, pero tiene que ser dentro de un marco unitario, crítico, abierto a las diferencias, permitiéndonos conocer el pasado, para vivir el presente y caminar hacia el futuro. Un patrimonio común que puede renovar nuestro espíritu y hacer de nuestra vida algo mejor.

Europa es la conjunción de múltiples culturas, es la definición de hoy; los más modernos acuden al clasicismo constantemente, artistas como Miguel Ángel o Cézanne nos transmiten un verdadero espíritu unificador. Picasso y sus Meninas velazqueñas. Warhol y Hopper son verdaderos renacentistas.

Sin la pintura italiana o flamenca ¿hubiera sido posible la pintura española? Los pintores solo tienen una patria: la pintura y el gusto.

La creación de los museos en Europa generó espacios donde se intercambian ideas, donde podemos apreciar las diferentes formas generadas por los artistas. El Louvre o el Prado son grandes depósitos de la sabiduría europea, son instituciones internacionales que permiten admirar la grandeza de un artista como Velázquez, sea en Nueva York o en Pekín.

Europa es Europa desde que optó por la comunicación y la información, es un conjunto de concomitancias fruto de los siglos de acercamiento y alejamiento. Siempre está corrigiéndose a sí misma y pretende hacerlo con los demás. La cultura, el arte, han conformado Europa, sus glorias, sus miserias, lo sublime y lo ridículo, y  su aburguesamiento.

Hoy los políticos intentan reconstruir Europa, pero olvidan la originalidad y atienden más a la oficialidad y a lo económico, se equivocan.

Ya no hay genialidad, el arte como expresión del continente ha entrado en crisis. Lo que hace un artista español lo está repitiendo un sueco exactamente igual.

Europa se tiene que reinventar, no se debe plagiar, se debe glorificar, Europa debe buscar la perfección, sin arredrarse; debe seguir buscándose a sí misma.

Es cierto que hoy nos domina la globalización, el lenguaje universal de las redes informáticas. Esta revolución ha permitido hacer cualquier cosa, es un emblema de poder, verdadero signo de la mentalidad del poder de un país, esto es la globalización y Europa debe engancharse. Mientras el arte chino se ha convertido en novedoso y lleno de frescura, la influencia del mundo occidental es clara y patente.

“Somos europeos porque es la única manera sensata e inspirada de ser hombre”

Autorretrato de Gauguin

Autorretrato de Durero

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