Superpoderes

Si pudieras tener uno de estos dos superpoderes… ¿cuál elegirías? A- La invisibilidad B- Detener el tiempo Según cierta interpretación psico-socio-antropológica, la respuesta a esta pregunta nos indicará la catadura moral del sujeto que responde. Y es que el poder de la invisibilidad -decía aquél- sólo es útil si queremos hacer el mal; sólo nos […]

Si pudieras tener uno de estos dos superpoderes… ¿cuál elegirías?

A- La invisibilidad

B- Detener el tiempo

Según cierta interpretación psico-socio-antropológica, la respuesta a esta pregunta nos indicará la catadura moral del sujeto que responde. Y es que el poder de la invisibilidad -decía aquél- sólo es útil si queremos hacer el mal; sólo nos servirá para hacer eso que no haríamos si todo el mundo nos estuviera observando.

En la nube

Las guerras de hoy ya no sólo se libran en el campo de batalla. Ahora existe un «no lugar» al que denominan «nube» o, más comúnmente, «Internet». Se trata de un «no espacio» donde todos volcamos todo -lo poco importante y lo muy importante- con la confianza de que allí permanezca sin mácula. Controlar «la nube», conocer sus recovecos, otorga un poder inmenso y se producen verdaderas guerras para tomar ese control.

Últimamente se ha conocido, con gran escándalo, que la Agencia de Seguridad estadounidense (NSA) espía las comunicaciones privadas. Es decir, ha adquirido el superpoder de la invisibilidad, puesto que mira de cerca sin ser vista.

Transparencia e intimidad

Si bien el individuo, en un Estado como el español, tiene derecho a la intimidad (a la inviolabilidad del domicilio, a que sus comunicaciones sean privadas, etc), la Administración tiene el deber, en cambio, de ser transparente, de publicar absolutamente todo lo relativo a su gestión. Como se ve, aunque estos principios estén así recogidos en las constituciones de numerosos países, en la realidad no se cumplen, sino todo lo contrario: las administraciones son opacas y el individuo está expuesto.

No habrá verdadera democracia hasta que no se invierta este signo. Mientras que los gobernantes tengan el superpoder de la invisibilidad, que aplican cuando les conviene -tanto para ver como para no ser vistos-, no podremos hablar de verdadera soberanía popular.

Tecnocracia y resistencia

Ahora bien, en la sociedad tecnológica los reyes no son precisamente los que portan corona, y si no, que se lo pregunten a Bill Gates. Ser un verdadero experto informático es algo tan valioso en nuestro mundo que bien podría hablarse del Régimen de los Técnicos, de una «tecnocracia». Y ante una democracia deficiente como la que acabamos de describir, la tecnocracia se alza como alternativa salvaje.

Si los poderes (ejecutivo, económico…) son fuertes gracias a su dominio de la tecnología, el pueblo organizado no lo es menos. Si los gobiernos ejercen su poder de manera ilegítima (como por ejemplo la NSA al espiar las comunicaciones privadas), podría decirse que lo legítimo es defenderse, reaccionar. Y si la Administración no es transparente en su gestión -cuando en realidad está obligada a ello-, el pueblo soberano tiene derecho a exigir (y tomar) lo que es suyo.

Cualquiera diría que estamos alentando un golpe de Estado: nada más lejos de la realidad. Precisamente, es todo lo contrario: se trata de hacer cumplir las leyes y principios que nos sostienen, no unos nuevos, sino los que teóricamente nos rigen a día de hoy.

Anonymous

Y llegó la hora del documental. Se titula «Somos legión: la historia de los hacktivistas» y está dirigido por Brian Knappenberger en 2012. Describe la trayectoria del colectivo «Anonymous» desde sus orígenes en el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Massachusetts) hasta el presente, y apunta varias razones para su auge y enorme seguimiento social. «Anonymous», a la luz de este documental, es la legítima resistencia que antes mencionábamos: un nutrido grupo de expertos informáticos que lucha por devolver la soberanía al pueblo, significada en el libre acceso a la información pública -transparencia de los gobiernos- y en acciones colectivas contra abusos de autoridad. De hecho, las relaciones entre Wikileaks, el portal que ha revolucionado el periodismo, y Anonymous, son más que estrechas.

Claro que hay lugar para los canallas en Anonymous (la invisibilidad es un superpoder oscuro) pero -qué duda cabe- también hay justicieros en sus filas.

Ver documental en Youtube

*Nota: Los subtítulos en español de esta versión son nefastos.

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