Conferencia dramatizada sobre Commedia dell’Arte por Antonio Fava
(entrevista realizada en febrero de 1999)
En un intento por demostrar que el género teatral, ya legendario, de la Commedia dell’Arte italiana aún provoca la carcajada en el público de todas clases, el actor calabrés Antonio Fava, discípulo directo del Nobel Dario Fo y de Lecocq, ofreció el día 18 de febrero [de 1999] en el Café del Infante de Villaviciosa de Odón (Madrid) una conferencia dramatizada sobre la citada disciplina.
Fava, creador de todas sus obras, incluidas las máscaras que emplea en las representaciones, y teórico del teatro, explicó minuciosamente las bases fundamentales del género que practica, presentó a sus personajes más singulares y contestó a una ronda de preguntas de los asistentes.
«La Commedia dell’Arte reconoce los errores útiles y los aprovecha» explicó el reconocido autor cuando comparaba un fallo escénico con la Torre de Pisa: «La Torre es un error, pero en ese error radica su belleza. Sucede algo similar si suena un teléfono en el teatro, o si se apaga la luz» y añadió que el cómico le saca partido a esa situación, mientras que un actor de texto se suicidaría si le ocurriera algo así.
«El texto es un obstáculo para el desarrollo poético del actor. El actor de texto se aprende el papel como un papagayo» nos comentaba el mascheraio, que opina que la televisión ha matado al teatro y que además ahora invade lo poco que queda de él, e inunda la escena con recursos televisivos.
El maestro criticó también a los comediantes que intentan una interactividad mayor con el público que la producida en meros términos de complicidad: «El público no debe estar asustado. Tiene que participar, pero como cómplice. El cómico tiene que observar al público y actuar en consecuencia con él». Agregó también que le gusta mucho acudir como espectador al teatro, pero busca teatro claro y, si no lo es, aprovecha la menor oportunidad para marcharse.
«Los actores no tenemos una personalidad definida, lo único que nos une a todos es el aplauso del público» expuso el creador de «Vida, muerte y resurrección de Pulcinella» y argumentó que le resulta imposible comunicar con algunos actores, en términos artísticos, por lo diferente de su manera de trabajar.
En lo que concierne a su formación como actor, comentó que ya su padre cultivaba un género parecido al suyo hace mucho tiempo, con maneras muy específicas de divertir, pero de quien más aprendió fue de Dario Fo, el cual, a su modo de ver, destaca mucho más en la escena que con la pluma: «Dario es genial, único. Sus escritos a veces son geniales, a veces no, pero en escena siempre es maravilloso».
«La Commedia dell’Arte improvisa, no se atiene a textos escritos, pero sí a la personalidad de cada personaje, que representa un carácter humano, y no social como se piensa. Esto es lo que fomenta la universalidad de este género» comentó Fava, y recordó también que cada verano imparte cursillos intensivos en los que, fundamentalmente, enseña a sus pupilos a dominar la máscara.
El comediante declaró: «Es importante también que un artista haga en escena todo lo que sabe hacer», a lo que agregó que él se siente muy afortunado porque sabe hacer muchas cosas, aunque no todas al mismo nivel.
Fava, hablante de cinco lenguas a la perfección, se refirió a ellas diciendo: «Las he aprendido a base de viajar, actuar en distintos países y amoldarme a diferentes sistemas culturales» y nos confesó que le resultaba fácil acoplarse a las distintas maneras de vivir de la gente en los lugares que había visitado.
Añadió también que no había observado una diferencia tan radical como cabe esperar entre los públicos de las distintas zonas europeas: «Más que diferencia de público entre países, he observado una disparidad muy pronunciada entre la gente de pueblo y la de ciudad, incluso viviendo en la misma zona».
El maestro se despidió, dejando buen sabor de boca en los espectadores, los cuales disfrutaron intensamente de cada minuto de la conferencia.