El Presidente es pobre

Cuando uno piensa en los gobernantes imagina que sus patrimonios se contarán por millones de euros, que tendrán muchas casas, coches, Bonos del Tesoro y cosas así. Hoy se ha hecho público el patrimonio de los parlamentarios y las cifras decepcionan: no hay apenas millonarios entre nuestros dirigentes.

A excepción de Rubalcaba, Rajoy, Fraga y Bono, que sí sobrepasan el millón de euros, los demás poseen algunas cosillas y sobre todo muchas deudas. Casi todos están hipotecados, pagan planes de pensiones y sus sueldos, aunque no son bajos, tienen mucho que envidiar a los de algunos ejecutivos medios.

Un diputado raso cobra 2813 euros al mes, con catorce pagas, lo cual está muy bien. Rajoy cobra el doble, por complementos de su partido, tiene cuatro casas y tal.

Pero si algún patrimonio llama la atención es el del propio Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Según declara, cobra unos 5500 euros mensuales (14 pagas), y no tiene casa, sólo una parcela de 600 metros cuadrados en León, donde se está construyendo un chalet. Le corresponden unos 30000 euros de sus cuentas bancarias, que tiene a medias con su mujer, y poco más.

Uno dirá: «Bueno, 5500 euros al mes es mucho dinero». Lo es, pero no hay que olvidar que un Presidente del Gobierno dura en el cargo cuatro u ocho años (rara vez aguanta más). Y lo que cuesta llegar hasta ahí. Además, se mueve en círculos distinguidos, en los que todo es carísimo. Sólo con pensar en la ropa que debe (de) utilizar para representarnos en el extranjero, el salario empieza a resultar bajo. Alimenta, viste y educa a dos hijas, paga las facturas, la hipoteca, los regalos de Navidad… No es tanto, no.

La duda que surge, automáticamente, como un pinchazo, es: «¿Por qué se pelean tanto por llegar a ese puesto?» Los millonarios parece que ya lo eran antes de ser dirigentes, así que no tiene sentido que luchen a brazo partido por conseguir los 5000 euros del Presidente, con lo cansado que debe de ser, además, gobernar un país. Y si no es por dinero, ¿entonces por qué?

Si analizamos el asunto desde la Psicología, a lo mejor llegamos a comprenderlo. Quizás sea narcisismo. Verse en la cúspide, sentirse poderoso. Como los corredores de Marathón, o los alpinistas, lo importante es llegar adonde no haya llegado nadie, vencer, triunfar.

O quizás sea vocación de servicio. Quieren mejorar las cosas, creen que pueden hacerlo.

Ambas opciones son desalentadoras. Porque si estamos gobernados por narcisistas, ¿qué futuro podemos esperar?

Y si en realidad nuestros dirigentes están sacrificándose por nosotros, luchando por mejorar las cosas, haciendo todo lo posible, y nosotros, los dirigidos, desconfiamos por norma, los criticamos e insultamos, los botamos a la primera de cambio, ¿qué clase de desagradecidos estamos hechos?

Presidente, le pedimos disculpas (por si acaso). No se suba el sueldo, que no está el horno para bollos, pero disfrute de su casita en León, que bien ganada la tiene.

http://politica.elpais.com/politica/2011/09/08/actualidad/1315480603_632547.html