Las cifras son alarmantes. 20 billones de dólares en pérdidas. Diez millones de personas sin empleo. De un plumazo.
«Inside job», o más concretamente, su director Charles Ferguson, se erige en portavoz de los reprimidos y engañados, esto es, de -según él- más de un 80 por ciento de la población mundial. Reprimidos por un sistema económico que no nos otorga voz y engañados por nuestros dirigentes, los contribuyentes no podemos hacer más que mirar atónitos y -como mucho- patalear. Los grandes centros financieros están dominados -siempre según él- por narcisistas avariciosos y drogodependientes que carecen de cualquier escrúpulo. Han robado a manos llenas y cuando el saco ha tocado a su fin -en esta crisis que en 2008 comienza-, le han pedido al pueblo que lo vuelva a rellenar. Pero lo peor es que se han asegurado una posición junto al saco, para cuando vuelva a estar lleno.
Lo cierto es que los entrevistados son de primer nivel en este documental. Altos ejecutivos de las más importantes firmas financieras, el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, catedráticos de Universidad, miembros del Fondo Monetario Internacional, políticos, periodistas… A muchos de ellos se los denomina en el documental «ingenieros de las finanzas» pero, a diferencia de los ingenieros de verdad, éstos «exclusivamente construyen sueños». Muchos se defienden a dentelladas de las incisivas preguntas. Se quedan sin respuesta, se enrabietan. Otros, simplemente, se niegan a participar.
El documental propone no sólo que devuelvan el dinero que descaradamente han robado, sino que en lo sucesivo se impongan por ley medidas de regulación financiera, de modo que no vuelva a formarse otra burbuja. Es un documental combativo, bien fundado y argumentado, especializado pero divulgativo, y descorazonador aunque animado. Es polémico y casi subversivo, pero ha ganado el Oscar a Mejor Documental.
Así que, aunque sólo sea por asistir a un espectáculo de funambulismo, merece la pena verlo.
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