El nuevo mundo
Julián Muñoz y la Pantoja, la guerra en Siria, Urdangarín, la infanta, Bárcenas y el Coco; las preferentes…
La sociedad, entendida como sistema, está sujeta a fuerzas que la dirigen por terrenos intempestivos. Están las fuerzas del Lado Oscuro -muy poderosas- y las del Lado Luminoso -más poderosas aún, o eso queremos-, en perpetua batalla.
España lava la ropa
Durante años, por lo que se ve, aquí ha robado todo el mundo, las cosas se han hecho de mala manera y todos hemos mirado hacia otro lado. Ahora nos percatamos de que olía tan mal -nuestra ropa- que lo raro es que alguien se acercara a nosotros.
Pero queremos estar limpios y perfumados -o al menos el Lado Luminoso así lo quiere- de manera que algunos de nosotros (con una mención especial para los jueces) hemos sacado nuestro arsenal y nos hemos encomendado a la tarea de dejar la nación sin mácula.
A qué precio
Porque los sirvientes del Lado Oscuro no van a permitir que arrojemos Luz sobre sus turbios asuntos. Tendremos que sacrificar buenas dosis de esperanza, fe, entusiasmo -¡ánimo!- para conseguir nuestros objetivos. Ésas son nuestras armas, las que nacen de lo más luminoso, las que nos permiten levantar el vuelo después de la catástrofe.
Y el equilibrio
O la homeostasis, es el proceso por el cual podemos anunciar que la época que viene será luminosa. Es tanta la oscuridad que ha inundado -que inunda- el mundo, que el orden natural dicta necesariamente una reacción contraria. Y en ello estamos.
Vivir de la luz
¿Es posible vivir sin comer ni beber nada? Recientemente se ha estrenado en España «Vivir de la luz», el primer documental para la gran pantalla del director austriaco P. A. Straubinger, en el que se pone en cuestión la doctrina denominada «Respiracionismo», que consiste en practicar un ayuno extremo y alimentarse, según sus seguidores, exclusivamente de la luz y, más concretamente, de la «energía sutil», o «Prana».
Straubinger ha investigado el asunto durante diez años, desde que viera un documental sobre Nicholas de Flüe, un místico del siglo XV que supuestamente se alimentaba de esta «Luz Divina». Para el rodaje del documental, el director viaja a través de distintos países en busca de seguidores de esta doctrina, considerada como «secta» por algunas naciones, e intenta descubrir qué hay de verdad en todo ello. A tal fin, somete la cuestión a estudios científicos, cuyos resultados hablan de los límites de la Ciencia, puesto que no encuentran evidencia alguna de engaño.