Siluros y bacalaos

«Catfish» es el título de un documental sobre las relaciones interpersonales en la sociedad digital. Reflexión a propósito de la mentira, la quimera, la autoestima y la ilusión en Internet, todo en esta película resulta engañoso, hasta el punto de que su propia autenticidad ha sido puesta en entredicho; no sabemos si se trata de un falso documental.

Ficcionado o no, el efecto que ha producido desde su estreno en 2010 es remarcable. Miles de personas se han dirigido a sus creadores para encontrar ayuda con alguna relación internáutica que les acuciaba, que parecía ser lo que no era, o que era lo que no parecía, lo cual ha llevado a profundizar en el fenómeno y realizar una serie de televisión bajo el mismo nombre, con versiones en diferentes países. Y es que la mentira en Internet no conoce fronteras.

Siluros

Uno de los personajes de la película se llama Vince y cualquiera, al escucharle hablar, diría que tiene pocas luces. Sin embargo, a la manera de la mitología clásica, en la que los videntes son a menudo ciegos, Vince consigue definir la esencia de su esposa Ángela, la protagonista, mejor que ningún otro. Su esencia de pez gato.

Para ello, Vince cuenta la historia de unos comerciantes de pescado que exportaban bacalao. El bacalao, encerrado en bidones durante el transporte, aunque vivo, se atrofiaba, de manera que los comerciantes tuvieron que ingeniar un sistema para conservarlo fresco. Alguien con mucha inventiva y pocos escrúpulos pensó que lo mejor era introducir un siluro («catfish») en cada bidón de bacalao y así, el miedo al siluro mantendría a los bacalaos nadando sin parar, hasta llegar a su destino.

Meetic, Skout y Lovoo 

Porque la manera de relacionarse -sexualmente, pero no sólo- ha cambiado mucho en los últimos años. Un par de generaciones atrás, quien nacía en un pueblo -salvo honrosas excepciones- acababa contrayendo matrimonio con alguien de ese mismo pueblo o, como mucho, del pueblo vecino. Ahora, la realidad virtual nos permite soñar con personas del otro lado del Globo, interactuar con ellas, enviarles mensajes, fotos, vídeos, poemas y cartas de amor, sin mancharnos las manos de tinta ni los pies de barro. Se trata de un amor aséptico, sin olores ni sabores, sin una realidad contrastable de legañas al despertar que enturbie lo platónico de una relación incorpórea.

Claro que el grado de virtualización de esa realidad queda al criterio de sus protagonistas, cada cual proyecta lo que considera más interesante. Y no todos tienen los mismos intereses.

«Mira, esta chica es majísima» -nos decía un amigo hace poco, mostrando la fotografía de una veinteañera muy guapa que se incluía entre sus contactos de Lovoo-. «El único problema es que es prostituta» -concluía-.

Bacalaos

De manera que aquellos que confían en encontrar el amor de su vida a través de Internet no lo tienen tan fácil, por muchas plataformas de flirteo que utilicen. En el mundo de la mentira, descubrir la verdad implica un desgaste con frecuencia inasumible y uno puede encontrarse cualquier cosa. Prostitución, sí, pero también personas con baja autoestima que sueñan con cambiar su vida y que, en vez de eso, construyen mentiras muy elaboradas (crear 17 perfiles en Facebook, por ejemplo, para simular una familia al completo), o desaprensivos con intención de hacer daño.

Y en este baile de identidades, los hombres son los más «bacalaos». No hay más que ver las estadísticas de uso de cualquier chat, plataforma de ligue o portal de citas: los hombres son quienes más buscan; buscan desesperadamente, proponiéndose, exhibiendo sus pobres encantos a casi cualquier mujer (o monstruo disfrazado de mujer) que les dedique una mínima atención. Son carne de cañón, terreno abonado para la mentira, el fraude y la traición. Víctimas.

Ellas, víctimas también, apabulladas las más de las veces, o embriagadas de celebridad, están que no se lo creen. Porque fuera de la realidad virtual, nadie nunca les hizo tanto caso. Y dentro, ataviadas con gafas de sol, tatuajes, palos de selfie y poniendo morritos, se ven divinas. Aunque todo al final resulte en una gran mentira y tengan que hacer de tripas corazón para encajar tanto piropo insano.

Normalidad

Y el halo de normalidad con el que hemos incorporado esta forma de vida asusta. Hay ya terapias para «desengancharse» de la tecnología, retiros en el monte lejos de Internet que «reconectan» a los pacientes con el mundo material, terapias idénticas a las empleadas con las drogas, pero menos efectivas. Porque las drogas se pueden evitar, alejándose de ellas, pero la tecnología adictiva está por todas partes, la usan familiares y amigos, la promocionan entes públicos y privados, se exige para encontrar empleo.

Estamos todos enganchados, en grado variable, pero enganchados sin ninguna duda, al mundo virtual. La media de consumo televisivo por persona y día es, en España sin ir más lejos, de más de cuatro horas. Esto son dos meses completos al año, enchufados a la televisión. Y si a eso añadimos el tiempo que pasamos enviando whatsapps, correos electrónicos, hablando por teléfono, jugando a videojuegos, chateando, buscando pareja en foros y apps, o simplemente compartiendo nuestras experiencias en redes sociales, veremos con claridad la dimensión del problema: no hacemos otra cosa. De manera que, para un psicoterapeuta, por ejemplo, que pretenda contribuir a la «rehabilitación» de alguien, resulta francamente complicado dar pautas de conducta. Porque con la droga es fácil, prohibido consumir cocaína y punto, pero con la tecnología… ¿prohibido usar smartphones?

Se dirá que esto es una exageración, que también hay lugar para el uso -sin abuso- de la tecnología, que Internet se ha demostrado muy útil para compartir conocimiento, generar empleo y encontrar pareja. Que lo bueno supera a lo malo. Y quizás tengan razón. Pero no obviemos que el impacto de esta tecnología es equivalente al de la energía nuclear (como ya dijera el gran Umberto Eco). La energía nuclear ilumina y calienta las casas y por eso es útil, pero también arrasa ciudades. Y por eso es vital usarla con criterio.

Petardas, Cumlouder y Adopta un tío

Es un mundo muy triste, el dominado por la pornografía. Mujeres y hombres degradándose por turnos, de éste o del otro lado de la pantalla, según. Como en la hoguera de las vanidades, parece que la realidad virtual airee una cierta verdad que permanecía oculta.

Las relaciones sexuales están en el centro de la cuestión. Los modelos de conducta que propone la pornografía permean las sociedades, se replican en el mundo «real» y al final uno y otro -mundo virtual y material- se terminan pareciendo, de manera esperpéntica. Las fiestas en colegios mayores, por ejemplo. Hay toda una corriente pornográfica que remite a esos grupos de estudiantes universitarios enredados en juegos sexuales. ¿Se daba ese tipo de prácticas antes de la tecnología? Quizás sí. ¿Eran tan frecuentes, tan similares entre sí y tan rentables como ahora? Obviamente no.

Cumlouder es una web pornográfica de gran éxito. Según su página de LinkedIn, está gestionada por una emergente empresa de Gijón -algo que nos pilla bastante cerca- y se dedica tanto a la distribución como a la producción pornográfica. Algunos de sus vídeos destacados se titulan «Maestro en romper culos» o «Dos pollas para una sintecho». En Petardas.com sucede algo parecido («La sucia Alicia perforada por tres machotes»), al igual que en la mayoría de sitios pornográficos. Se verá que estas plataformas proponen cultura, dicho sea esto sin ironía. Una cultura que, entre otras lindezas, ensalza al maltratador (maestro en romper culos), ofende a las personas sin recursos económicos (dos pollas para una sintecho) y promueve un cierto tipo de roles (la sucia Alicia y los machotes) que remiten a una visión del mundo escandalosa y en buena medida ilegal.

Paralelamente, tenemos «Adopta un tío». Sin ser lo anterior, su propuesta cultural también parece evidente: la mujer, superior en todo al hombre, si bien no va a enamorarse (porque uno no se enamora de un ser inferior), sí puede al menos adoptarlo, como se hace con las mascotas. El hombre, asumiendo su inferioridad manifiesta, humilla como los toros, y en fin se deja adoptar.

Queremos querer

Y es que queremos querer, pero no sabemos bien cómo. Lo virtual nos devuelve un reflejo tan inaceptable de nosotros mismos que lo material empieza a parecer un cascarón vacío. ¿Quién soy, el de las fotos de familia o el del historial de navegación? ¿El de la tos de perro y la cara de resaca? Todo se ve borroso y ya nada es lo que parecía, ni el prohombre ni la infanta. ¿Debo quererme o tatuarme? ¿La chica guapa de Serrano está fuera de mi alcance?

Más nos valdría aceptarnos con las sombras y las luces y las cosas a la cara: «Te quiero», «me gustas», «no te soporto»… «Vamos a follar».

Ver «Catfish» en Youtube

Reparación

«Somos un banco muy sólido, muy solvente y muy rentable. Y estas fortalezas son las que nos permiten proponer un incremento del dividendo del 50%. En definitiva, seguir avanzando en la devolución de las ayudas a los contribuyentes» (J. Ignacio Goirigolzarri, Presidente de Bankia, febrero de 2016)

Bankia ha anunciado beneficios en 2015 de 1.040 millones de euros, después de reservar una generosa cantidad, de otros mil y pico millones, para pagar condenas. Es ya hora de que hablemos aquí sobre la estafa de las «preferentes».

Hasta hoy, no habíamos tratado el tema por respeto hacia algunas de nuestras personas más allegadas, por eso de «no remover la mierda, pues cuanto más se remueve, peor huele». Pero ahora que el episodio llega a su fin, nos parece de justicia, si no adentrarnos en los pormenores del caso, sí al menos señalar aquellos puntos que nos resultan más escandalosos.

Un millón de euros

Antes de proseguir, pensemos por un momento en lo que vale un millón de euros. Si tomamos un salario digno como referencia, de 20.000 euros al año, con un millón de euros podríamos pagar el de 50 personas. O mejor dicho, el de 50 familias.

Por tanto, con los 1.040 millones de euros que ha obtenido Bankia de beneficios en este año, podría pagarse el salario de 52.000 familias.

La estafa

Por si alguien no sabe todavía en qué ha consistido la estafa de las «preferentes», la resumiremos en un par de frases: cuando estalla la burbuja inmobiliaria y los bancos se ven al borde de la quiebra, engañan a sus clientes para hacerse con sus ahorros. Este engaño, según se ha visto en las sentencias, consiste en hacerles creer que están contratando un depósito bastante rentable, cuando en realidad les están «colocando» acciones del propio banco. Los empleados de las entidades bancarias llegaron tan lejos en sus engaños que en muchos casos ni siquiera se firmaba un contrato, sino que directamente el dinero se sacaba de la cuenta corriente del cliente y se convertía en «preferentes».

Después, como la situación era insostenible, las ratas abandonaron el barco, con mucho dinero en sus bolsillos, el Gobierno de España tuvo que intervenir, para lo que pidió un préstamo a Europa de 40.000 millones de euros (el salario anual de dos millones de familias), destinado al «rescate» de las entidades bancarias, y empezaron los juicios, que han colapsado nuestros tribunales durante más de cinco años.

Algunas entidades quisieron llegar aún más allá y propusieron que los afectados, en lugar de denunciar, acudieran a un arbitraje. El Mundo publicaba en 2014 que 167.000 clientes no recuperarían su dinero, debido a los resultados de dicho arbitraje.

El proceso

A lo largo de estos años, la situación de las familias afectadas ha sido de pesadilla. No sólo fueron víctimas del robo de todos sus ahorros, sino que tuvieron que endeudarse para pagar a abogados y procuradores y todo en un contexto de crisis económica: precisamente cuando los ahorros más necesarios son, para eso sirven.

Muchos inocentes quedaron por el camino. Personas humildes, no supieron cómo hacer frente a la situación y se vieron consumidos. Han sido cientos de miles los afectados, recordemos, y con un perfil mayoritario de pensionistas, jubilados, trabajadores de base, pequeños ahorradores que conformaban el grueso de la clientela de las cajas de ahorros.

No podrán disfrutar de su jubilación.

¿Y aquí quién paga?

Y uno se pregunta… ¿aquí quién paga? Si este señor Goirigolzarri sale tan ufano diciendo que Bankia es un banco tan de puta madre (traducido al lenguaje de la calle) que le ha sobrado dinero como para alimentar a 52.000 familias durante un año (cosa que no hará), algo se nos escapa. Estos individuos, si siguiéramos cualquier código del honor, ya no es que no debieran jactarse de sus «fortalezas», sino que deberían ponerse -como ladrones condenados que son- a disposición de los agraviados, hacer lo exigido para reparar su falta, avergonzarse al menos. Y en el terreno económico, devolver lo robado al conjunto de los españoles, entregar por supuesto lo ganado a costa del «rescate» público y ni pensar en lucrarse con ello. Han destrozado la vida de cientos de miles de familias durante cinco, siete, nueve años, familias que no volverán a ser las mismas, y han endeudado al país durante la próxima década, al menos, sin contar con la depreciación de la vivienda, la destrucción de empleo y la pérdida de derechos sociales y laborales que el estallido de la burbuja ha traído adosados. Esta gente ha jugado al monopoly con el país y nos ha dejado los restos de la fiesta para que los recojamos. Es absolutamente inadmisible que, después de juzgados y condenados, después de haber visto cómo la sociedad les señalaba como los culpables de la ruina colectiva, mantengan esa actitud de prepotencia. Bankia es de los españoles, señor Goirigolzarri, dese cuenta, y ustedes deberían estar cobrando sueldos dignos, de 20.000 euros al año, con bochorno incuestionable, con humildad y cabeza gacha, por arreglar el mayor desastre de la Historia reciente, por depurar responsabilidades de tanto ladrón sin vergüenza, y por pensar en cómo reparar el daño que sus colegas han causado a tantas y tantas personas, en lugar de brindar con champagne y repartir más dividendos.

Eso, señor Goirigolzarri, si siguiéramos cualquier código del honor, uno al azar. Porque si, en concreto, atendiéramos al código japonés, serían sus tripas las que habrían de ser ofrecidas en seppuku. Suerte para ustedes.

Madres

Como mujer, no tengo país. Como mujer, no quiero país. Como mujer, mi país es el mundo entero.
Virginia Woolf «Tres guineas» (1938)

Mucho miedo da lo que está sucediendo en el mundo de los hombres. Últimamente, hemos creado el término «Estado Islámico» para referirnos no se sabe bien a qué, pero a algo que da mucho miedo. Y da miedo porque -sea lo que sea- es tiránico, es violento y es invasivo.

Los cinco bloques

Si nos fijamos en el siglo XX, veremos que la primera mitad estuvo marcada por las dos grandes guerras (la Primera Guerra Mundial, del 14 al 18, y la Segunda, del 36 al 45 -nótese que incluimos la Civil española-) y que las consecuencias de esas guerras marcaron a su vez la segunda mitad del siglo (con esa «Guerra Fría» entre la URSS y el bloque capitalista, con los conflictos en Palestina/Israel, etc.)

La guerra, aunque nos parezca algo lejano y ajeno, es una realidad que, cuando se produce -y ya lo creo que se produce- nos afecta a todos, especialmente a los pacíficos. Somos los pacíficos los primeros en morir, los peor castigados y los más indefensos. Somos nosotros quienes debemos evitarla y contrarrestarla y bloquear su resurgir y lo único que tenemos para ello es nuestra palabra, ahogada y débil, pero llena de verdad, de bondad y de Historia.

El bloque capitalista -Estados Unidos, Europa del Oeste…- se impuso al final sobre el otro gran bloque -soviético-socialista- y durante varias décadas, hemos asistido al auge de un imperio, con Washington-Hollywood a su cabeza y el consumismo por bandera. Pero esto tiene todos los visos de acabar. Las demás «potencias» han ido configurando su propia visión del mundo, uniéndose a éstas, separándose de aquéllas, definiéndose en suma, hasta formar otros cuatro bloques que no son -ni quieren ser- el capitalista. Nos referimos a Rusia, por una parte, China-India, por otra, el Magreb (recién bautizado como «Estado Islámico»), y el bloque hispano. El quinto bloque, por supuesto, sería el imperante anglo-germánico-helvético-capitalista. ¿Y África? Más adelante hablaremos de ella.

Caben muchas objeciones a esta división por bloques. No obstante, pedimos al lector que sea transigente, ya que este mapa, aunque simplista, resulta muy útil para explicar lo que está sucediendo en nuestras tristes vidas y lo que podría suceder en un futuro inmediato.

Cosmovisiones

Pero ¿qué distingue a unos bloques de otros? ¿Es una cuestión de territorio? La respuesta es no, no sólo. ¿De recursos, de dinero? Sí y no, es mucho más. ¿Se trata entonces de un choque de religiones? No, tampoco exclusivamente: Lo que se está poniendo en juego, en realidad, son distintas cosmovisiones, que es un concepto que va más allá del meramente religioso, económico o político. Los bloques encarnan distintas maneras de hacer las cosas, de tratar a las personas, de afrontar los retos, de conducirse. Y desde este punto de vista, la fortaleza de los bloques no está en sus fronteras políticas, en sus recursos económicos y ni siquiera en su arsenal armamentístico. Su fortaleza está en el número de personas afiliadas a esa cosmovisión. Ésa es la partida que se está jugando en el tablero global.

Tengamos en cuenta que cada uno de estos cinco grandes bloques aglutina en su seno a cientos de millones de personas: no es algo baladí. No podemos pensar que el bloque magrebí es totalmente uniforme y malo en términos absolutos. Ni que el bloque anglosajón sea totalmente bueno, ni mucho menos. Los individuos y los grupos tienen sus razones para adscribirse a uno u otro bloque y debemos pensar que son personas como nosotros, que tienen argumentos que les sirven, que les convencen o apremian, y que nuestra tarea -la de los hombres pacíficos- es la de armonizar unas visiones con otras, para impedir la guerra que se está gestando.

¿Pero qué cosmovisión encarna cada bloque? Esta pregunta sería objeto de un largo y profundo estudio que no emprenderemos, pero podemos dar algunas pinceladas que, si bien no conseguirán retratarlos, al menos sí los caricaturizarán.

El bloque magrebí, el «Estado Islámico», quedaría representado por el público asesinato -la decapitación- de un periodista. Este gesto simboliza lo que sus miembros están dispuestos a hacer -su falta de respeto por la vida-, lo que opinan de la libertad de expresión y quién es para ellos su gran enemigo -el bloque anglosajón-.

El bloque anglosajón, por su parte, podríamos representarlo por un «drone» (avión no tripulado) bombardeando una escuela en Pakistán y por los grandes -y libres- medios de comunicación a nivel global diciendo que se trata de «daños colaterales». Esta acción habla de cómo concibe Estados Unidos las relaciones internacionales (bombardeos por control remoto a 11.500 km. de distancia) y la libertad de información.

El bloque ruso se caricaturiza a sí mismo en una ley (aprobada casi por unanimidad) que prohíbe hablar de la homosexualidad, o publicar nada al respecto. Estamos ante el control férreo del pensamiento a través de la información.

El bloque chino podríamos ilustrarlo, también en esta línea, mediante la imagen de 30.000 censores de Internet organizados para controlar el acceso de la población a la gran red. Es lo que popularmente se conoce como «un trabajo de chinos».

Y el bloque hispano, tristemente, se reconoce por la pereza y la corrupción, vestidas de caciquismo. Aquí, mientras no cueste trabajo, estamos dispuestos a casi todo.

La tolerancia

De modo que cada uno de estos bloques significan distintos modelos socioeconómicos y morales, por lo que nos es lícito revisarlos y decidir cuál defendemos, por cuál apostamos. No todas las opciones morales son tolerables -y de hecho, muchas son censurables, a la luz al menos de los Derechos Humanos-, pero un verdadero estado de bienestar, un modelo sostenible, debería tener en cuenta las particularidades de los individuos y respetarlas: ser tolerante. La caricatura anterior es eso, una caricatura, pero nos indica en qué se convertiría el mundo si triunfara en solitario alguno de estos bloques.

Otro indicador de la sostenibilidad de esos modelos es la posición de las mujeres en cada uno. ¿Qué es la mujer en la sociedad que propone el Estado Islámico? Es menos que nada, es algo que se oculta tras un «burka» y que no tiene ni voz ni voto ni derecho a existir. Ablación y lapidación por adulterio son algunos ejemplos.

Para los anglosajones, en cambio -si nos guiamos por la imagen de ellas que proyecta el cine y la publicidad-, la mujer es un objeto de deseo, un ansiógeno, que se exhibe y se idolatra en carteles y grandes pantallas y que, cuando al final se obtiene, se veja, se mancilla, se abusa de él. Muestra de ello es la prolífica pornografía estadounidense que inunda la Red y que ejemplifica a la perfección el tratamiento que las princesas reciben en la alcoba. ¿Que la mujer anglosajona trabaja y puede votar? Sí, afortunadamente, pero no es oro todo lo que reluce.

La soviética, la china, son abnegadas trabajadoras, en un régimen de abnegados trabajadores. Ahí, al menos, hay igualdad, aunque sea por lo bajo.

¿Y la hispana? La hispana es como la africana: la gran madre sobre la que todo se sustenta.

Madres

«Reza para que el diablo regrese al infierno» es el título de un documental dirigido por Gini Reticker en 2008 que narra cómo un movimiento de mujeres fue capaz de acabar con el régimen del terror de Charles Taylor en Liberia. Estaban hartas de ver cómo sus familias eran masacradas en nombre de una revolución que no era tal. Sus armas: canciones, sentadas pacíficas, huelgas sexuales y la amenaza de mostrar sus propios cuerpos desnudos (ver el cuerpo desnudo de la madre se considera una maldición en África).

«La historia no contada de los Estados Unidos» es una serie documental dirigida por Oliver Stone en 2012 que habla del desmadre de este Imperio decadente. Líderes en la sombra, grandes manipulaciones y una decidida apuesta por la preponderancia bélica -tan fálica- basada en la tecnología, son algunas de las incontestables conclusiones que arroja.

Así que ahora que el Estado Islámico reivindica un «califato» que llega hasta Finisterre, ahora que el bloque anglosajón está desempolvando su arsenal nuclear -Rota, prepárate-, ahora que los rusos cierran el grifo del petróleo y los chinos amenazan con vender los bonos estadounidenses, nosotros, los hispanos -que por mucho que se quiera, ni somos germánicos, ni ganas que tenemos-, deberíamos consultar a nuestras madres. Primero, para que nos cuenten quiénes somos -madres de Cataluña, os necesitamos-; segundo, para que pongan orden en la casa -dejad de romper farolas y cortar cabezas-; y tercero, para que nos muestren lo verdaderamente esencial, lo que debemos defender: un vaso de vino, esa buena paella y la familia. Y el demonio, que tiene hambre, que quiere entrar, se dejará vencer.

Ver documental «Reza para que el diablo regrese al infierno»*

Ver capítulo 10 de «La historia no contada de los Estados Unidos»*

*Mientras que estén disponibles en la web de RTVE (y después, seguro que los podéis encontrar en Youtube)

National Geographic en el Niemeyer

El Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Avilés acoge en su cúpula, hasta el próximo 3 de noviembre, una exposición de las 50 mejores fotografías de National Geographic. Steve McCurry, Nick Nichols, o Thomas Abercrombie, son algunos de los fotógrafos incluidos en la muestra.

La entrada cuesta 2 euros, excepto los miércoles, en que el acceso es gratuito.

Más información

Future Shorts

No sin grandilocuencia, llega a Asturias «Future Shorts», el autodenominado «festival de cine de la próxima generación». Se trata de una red que selecciona y proyecta cortometrajes en distintos puntos del planeta para potenciar este tipo de producciones audiovisuales. «Bone shaker», «La huida», «The pirate of Love», «The hidden smile», «Irish folk furniture» y «Volume» son los títulos que se proyectarán en esta ocasión, primero en el Centro de Cultura Antiguo Instituto (día 3 de septiembre a las 20:00) y posteriormente en los centros integrados de El Coto (día 5, 19:30), Ateneo La Calzada (miércoles 18, 19:30) y El Llano (martes 24, 19:00).

Reseñas de los cortometrajes

Web oficial

Las mujeres primero

Los amantes del fotoperiodismo tienen una cita ineludible en Gijón, puesto que el Centro Integrado Pumarín-Gijón Sur acoge, desde el día 4 y hasta el 25 de septiembre una exposición titulada «First Ladies» (juego de palabras que puede significar «Primeras Damas» o «Las mujeres primero»), dedicada a los millones de mujeres víctimas de conflictos en todo el mundo. Con fotografías de Pim Ras, Venus Veldhoen y Corb!no, la muestra ha sido organizada por Médicos Sin Fronteras y el Ayuntamiento, con la colaboración del Instituto Asturiano de la Mujer.

El sábado 21, además, se proyectarán -a las 20:30, con entrada libre- dos cortometrajes, «Criminales invisibles», dirigido por Wim Wenders, y «The Positive Ladies Soccer Club», por Joanna Stavropoulou.

Más información

Cine y mujer: «El piano»

El próximo viernes 6 de septiembre comienza en Gijón el ciclo «Cine y Mujer», con la proyección de «El piano», película neozelandesa dirigida en 1993 por Jane Campion.

La proyección tendrá lugar en el salón de actos del Centro Integrado de La Arena y la entrada es libre hasta completar aforo.

Más información

La lengua de las mariposas

Mañana, martes 3 de septiembre, se proyectará gratis en Gijón «La lengua de las mariposas», una película dirigida por José Luis Cuerda en 1999 y protagonizada, entre otros, por Fernando Fernán-Gómez y Manuel Lozano.

La proyección tendrá lugar en el Ateneo La Calzada a las 19:30.

Más información

Ciclo King Kong

Tres miradas sobre King Kong, en su 80 aniversario. El Centro Integrado de El Coto (Gijón) ofrece los días 28 de agosto, 4 y 11 de septiembre, una reposición de las producciones audiovisuales más emblemáticas de este gran simio: la primera, rodada en 1933, la segunda en 1976 y la tercera, dirigida por Peter Jackson en 2005.

La entrada es libre hasta completar el aforo.

Más información

Comienza «Peor imposible»

El ya tradicional ciclo de cine «Peor imposible», que celebra en 2013 su décimo quinta edición, comienza esta semana en Gijón. El ciclo constituye un homenaje a las producciones audiovisuales de bajo presupuesto, a la «serie B». Este año, bajo el lema «Combates, trifulcas e incluso reyertas», podremos ver películas como «Bruce Lee contra los halcones negros», «Comidos vivos», «Tarzán en la gruta del oro» o «El ataque de los muertos sin ojos». Las proyecciones serán comentadas por expertos en el género.

Aquí os dejamos el programa completo:

Programa «Peor imposible 2013»