CDs, DVDs… No, gracias

CDs, DVDs, tarjetas de memoria, cintas, discos duros, Blu-rays… Son todos soportes de grabación, pero ¿cuál es el mejor? ¿Volverá a suceder lo mismo que con las cintas de cassette y VHS? ¿Tiraremos todos nuestros CDs y DVDs a la basura?

¿Hacia dónde evoluciona la industria?

Sin detenernos en las características técnicas de todos estos formatos –para eso tenemos la Wikipedia-, intentaremos evidenciar la actual decadencia de los soportes a los que -para entendernos- llamaremos «físicos» (cintas, CDs, DVDs, Blu-rays) frente a los que llamaremos «digitales» (tarjetas de memoria, discos duros, SSD…), éstos últimos en pleno auge.

Un par de décadas atrás, el usuario medio no almacenaba tanta información como hoy en día. Bastaba con un álbum para las fotos familiares, un archivador para los recibos del banco, unas cuantas cintas VHS -en las que cabían dos horas de vídeo-, algunos vinilos –con 20 minutos de música en cada cara- y poco más. Los pocos ordenadores que había en el mercado funcionaban con cintas magnéticas o discos magnéticos, de muy bajo tamaño de almacenamiento, y en el entorno profesional televisivo se utilizaban formatos como el U-matic o el Betacam, con enormes cintas que permitían almacenar con buena calidad el vídeo con el que trabajaban. Para la edición de vídeo se utilizaban ABrolls, que simplemente eran diferentes «vídeos» (“magnetoscopios” en lenguaje técnico) conectados entre sí. Uno o varios de ellos eran la fuente y se iban eligiendo planos de una cinta o de otra, que se grababan en otro magnetoscopio, en otra cinta. Hoy en día este flujo de trabajo ha cambiado mucho, las cintas, o no se utilizan, o se utilizan poco… Pero no entremos en eso… todavía.

Estamos a mediados de los 80. Las cintas de cassette aseguran el almacenamiento de nuestras canciones o programas de ordenador. Los ordenadores han ido evolucionando, los discos duros van teniendo más capacidad, pero siguen siendo muy caros. En los ordenadores más modernos se empieza a utilizar el floppy disc…Y de pronto, como por arte de magia, aparece el CD. Y todo cambia.

«Éste es el formato óptico», «es el futuro»… todos nos pusimos como locos a sustituir lo que teníamos en cinta de cassette por nuestros nuevos y flamantes CDs. No hacía falta rebobinar para escuchar esa canción que tanto nos gustaba y además, al contrario que las cintas -que al irse usando van perdiendo la información grabada y cada vez se escuchan peor- los CDs ofrecían cero pérdida de calidad con el paso del tiempo. También se dijo de ellos que eran irrompibles, pero ¿quién se cree esto ahora?

Son los noventa, los DVDs acuden para sustituir a las cintas VHS, otra vez con muchas ventajas, como la no degradación de la calidad de la imagen, la posibilidad de subtítulos, audio en varios idiomas, capítulos… Pero fue cuando Internet se popularizó –alrededor del año 2000-, y cuando las fotografías y el video se colaron en nuestros ordenadores, cuando empezamos a necesitar más espacio de almacenamiento. Los discos duros existentes se nos quedaban pequeños y vimos una solución en los DVDs. Con sus 4.7GB de almacenamiento, a un precio bajo, servían para guardar nuestros contenidos digitales. Pero los DVDs tienen también carencias: son relativamente frágiles, si se rayan, toda la información se puede perder, ocupan espacio -al principio parece que no demasiado, pero si pensamos que 2TB son más de 400 DVDs, vemos que el almacenamiento y la catalogación empiezan a ser un problema- y claro, no es posible grabar en ellos archivos mayores de 4,7GB.

Los discos Blu-ray vienen –algunos años después- de la mano del vídeo en alta definición. Una película en alta definición “pesa” bastante más de 4,7GB, y el Blu-ray parece la salvación, el sustituto natural del DVD, puesto que es un formato que puede almacenar hasta 25GB por disco. El Blu-ray necesita un lector específico –bastante caro, por cierto-, razón por la cual no consigue calar en un mercado que ya observa con recelo los continuos cambios de formato. No obstante, el Blu-ray goza de cierto auge durante los años 2007-2008, porque la consola de videojuegos PlayStation 3 reproduce este tipo de discos. Hoy, en el año 2012, ya es difícil encontrar en el mercado una grabadora de discos Blu-ray, por lo que la muerte de este formato es una realidad anunciada.

Entonces ¿cuál es la solución perfecta? Lamentablemente, no la hay. Hoy en día, los discos duros han aumentado muchísimo su capacidad, llegando a los 3TB y más, a un precio mucho más bajo (hay discos duros de 3TB por menos de 200 Euros). Pero los discos duros tienen otros problemas: son muy frágiles; con un simple golpe, es fácil perder la información. Y tienen una vida útil limitada… Tres o cuatro años de media. Su velocidad de escritura o lectura, además, es baja y hoy en día, con los ordenadores que hay en el mercado, es uno de los componentes que más ralentizan el flujo de trabajo.

Y al fin llegamos a los llamados SSD (Solid State Disk). Simplificando, son tarjetas de memoria –como las de las cámaras de fotos digitales- con más capacidad, mucho más rápidas y resistentes que un disco duro, pero bastante más caras.

Como se ve, existen muchos soportes de grabación en el mercado actual. Todos presentan ventajas e inconvenientes y nos queda a nosotros la decisión de por cuál decantarnos, según las necesidades que tengamos. Si lo importante es la velocidad y la durabilidad, sin duda los SSD son el futuro. Si prima el almacenamiento, lo más cómodo son los discos duros. En videocámaras, muchas veces la cinta digital sigue siendo la mejor opción.

Como profesionales del vídeo, nosotros pensamos que es el momento de evolucionar, de moverse hacia delante. El tiempo de los DVDs, CDs y Blu-rays ha pasado. Discos duros, tarjetas de memoria, pen drives o discos SSD son el futuro. Con soluciones como los raids (que son discos duros conectados en cadena para mejorar su velocidad o realizar copias de seguridad) tendremos cubiertas todas nuestras necesidades a nivel usuario. Y el “almacenamiento en la nube”, gracias a la mejora de las conexiones a Internet, se perfila también como una alternativa a los soportes “físicos”. Servicios como Megaupload o ICloud de Apple, que alquilan espacio en sus servidores para así tener acceso a nuestros contenidos desde cualquier parte del mundo, están teniendo una excelente acogida.

Así que, si alguien nos ofrece un CD o un DVD por la calle –o, con mayor motivo, en una tienda-, ya sabemos la respuesta (si queremos ser corteses): “No, gracias”.