El mundo después de Megaupload

Tras el cierre, de todos conocido, por parte del FBI, de la plataforma Megaupload -que alojaba miles de películas en su versión «pirata»-, las más importantes webs de descarga directa (Fileserve, Rapidshare, VideoBB…) han retirado de sus servidores buena parte de sus contenidos «pirata», por miedo a una intervención de las Autoridades. Dicha circunstancia ha producido entre los usuarios un resurgimiento de los métodos de descarga P2P (Peer to Peer), como Emule o BitTorrent, sistemas estos que habían sido abandonados, en cierta medida, en pro de las plataformas de descarga directa.

El P2P se basa en el intercambio de archivos entre usuarios, es decir, el material no está alojado exclusivamente en un servidor -como estaba en Megaupload-, sino que está diseminado entre los ordenadores conectados en ese momento. La descarga es, por este motivo, más lenta e insegura que en la modalidad directa, pero a nivel legal, se trata de un sistema mucho más difícil de erradicar y por tanto, más efectivo para el «pirata».

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La distribución cinematográfica parece que por fin está evolucionando hacia un modelo sostenible. El DVD está agonizando y el Blu-Ray ni siquiera ha conseguido levantar cabeza. Los video clubs que han conseguido sobrevivir en esta etapa de transición lo han hecho gracias al sistema de cajeros 24 horas que también amenaza con extinguirse. Los avances tecnológicos han traído consigo un colapso del modelo económico y un cambio del sistema cultural y ya no hay vuelta atrás.

En España, el 99 por ciento de las descargas de cine por Internet incumple la Ley de Propiedad Intelectual, según Rafael Sánchez, director de Filmotech. Y esta situación está arruinando al sector. Netflix se perfila como la alternativa legal al pirateo. Es un videoclub online, con más de 100.000 títulos, que cobra a sus suscriptores una cuota mensual por descargar películas y series. Su implantación en España está prevista para enero de 2012 y el precio mensual de este servicio se calcula en torno a los 15 euros. En Estados Unidos, las cifras les avalan, puesto que el 22 por ciento de todas las descargas de vídeo correspondieron en marzo de este mismo año a Netflix. Y a nivel mundial, ya cuentan con 22,5 millones de suscriptores.

El problema es que la cultura de la piratería ya ha calado muy hondo en España y va a ser muy difícil modificarla. Plataformas como Megavideo, en conjunción con portales como Cinetube ofrecen un servicio mucho más completo, que no se reduce a 100.000 títulos, sino que es infinito y está permanentemente actualizado, con todo tipo de películas y series, aplicaciones, juegos, libros y música. Todo gratis. Pero también ilegal.

En cualquier caso, no deberíamos perder de vista el gran privilegio que supone poder acceder en cualquier momento y desde cualquier lugar a una filmoteca infinita. El crecimiento cultural que implica es inmenso. Un sueño para cualquier cinéfilo. Una escuela universal. Renunciar a él sería una necedad (¡no lo hagamos!), pero regularlo es una necesidad.