La sauna

(Sobre la huelga general del 29 de marzo, las elecciones asturianas del 25, el movimiento 15M, Garzón, las políticas vigentes, Dios, el mundo, el hombre… Es decir, sobre fenómenos metafísicos).

El pueblo está crispado. El mejor indicador es la cháchara que se mantiene en esos lugares semipúblicos donde la gente se reúne durante un rato para hacer algo. Las peluquerías son el ejemplo clásico, pero hay otro ejemplo mejor y mucho más poético: las saunas. Aunque las «instrucciones para un correcto uso de la sauna» recomiendan no hablar en su interior -porque se cargan las vías respiratorias- es raro que los usuarios guarden silencio; y por algo será.

Nos referimos aquí a las saunas municipales -a esas que son casi gratuitas- y no a las opulentas saunas de balnearios, spa y talasocentros, que son muy diferentes, no porque haga más calor en su interior -que no lo hace: 90 grados en las municipales es una buena cota-, sino porque el visitante allí es ocasional. En las saunas municipales, en cambio, los usuarios somos habituales, nos conocemos, aunque sea de vista. Y qué vista.

Como en Roma, hace un par de milenios, las conversaciones en las saunas, entre hombres libres, versan eminentemente sobre deportes (gladiadores-futbolistas), y sobre eso a lo que entonces se llamaba la Res Publica, es decir, «la cosa pública», el Estado. Que si el Sporting, que si crisis, que si desempleo, que si corrupción, que mira Urdangarín -y mira la infanta, que se va de rositas-, y mira el Barça, que eso no se hace, y más recortes, y más corrupción (casos hay de sobra) y Garzón y la cama que le han preparado y ¿te acuerdas de Manolo?, pues le han echado a la calle, con 50 años, tres hijos y la hipoteca, y vamos a tener que emigrar, dígotelo yo, mira mi hijo, en Alemania está.

Como se verá, la cosa no ha cambiado mucho desde aquellos tiempos precristianos: estamos de acuerdo en el sudor y en los apuros, pero de poco sirve. Por mucho que sudemos, seguimos envejeciendo y por mucho que nos apuremos, la cosa pública sigue apretando. Y ahoga, sí.

La impotencia reina en la sauna, también cuando se habla de estos temas. Es igual que cuando se habla de los elementos, de la lluvia, de la nieve, del calor que hace aquí, joder, uno no espera resolverlos, por mucho que proteste. Son milenios de lamentaciones vanas y ya vamos aprendiendo. El próximo día 29, por ejemplo, la huelga general ha sido convocada. No servirá para nada, los de la sauna lo sabemos. Saldremos con buenas intenciones, con pancartas, con razón, nos harán fotos, vídeos para la tele -a ver si me veo-, y al día siguiente, todo igual. Da lo mismo que nos manifestemos, que acampemos en la plaza de la Escandalera, que votemos a unos u otros, en blanco, que no votemos, o que nos partamos el lomo a trabajar; que estudiemos dos carreras (tres idiomas y un Master), que aceptemos sueldos miserables… da igual, no importa. De nada vale.

Por ejemplo, tenemos este libro. Ha sido redactado por economistas, politólogos -por expertos, vaya-, y propone cambios concretos que se podrían adoptar -que se deberían adoptar- para superar la crisis y mejorar la vida de la población. No habla de recortes, ni de despidos, sino más bien de responsabilidades y de estructuras. Pues bien, este libro, esta propuesta pacífica y bien fundada, no sirve para nada. Valdría más publicarlo en edición impresa, en tabloide a poder ser, y buzonearlo. Así, a lo mejor conseguíamos que el mandamás de turno, en su momento de mayor inspiración (y no daremos más detalles al respecto), echara un vistazo a las propuestas de estos sesudos compatriotas y las asimilara como propias. Ni ley Sinde, ni SOPA, ni SGAE: seguro que los autores del manual estarían encantados de ser plagiados, con tal de que alguien se decidiera a arreglar el entuerto.

Estaba cerrada, el domingo pasado, la sauna. Decía el cartel que por problemas técnicos. Esperemos que los recortes no lleguen hasta ahí, porque -ojo- nunca se sabe de lo que es capaz uno cuando le despojan del pequeño espacio en el que habita, aunque sea eventualmente y con un puñado de -no menos eventuales- amigos sudorosos. Acabarían por llamar a los antidisturbios valencianos que, con esos, cualquiera dice nada. 

Tu quoque, fili mi

«También tú, hijo mío». Éstas fueron las últimas palabras de Julio César, dirigidas a Bruto, justamente antes de morir apuñalado a sus manos y a las de otros senadores que reivindicaban la República.

Ayer, una noticia coronaba todas las portadas de los diarios. Urdangarín, imputado por corrupción.

«También tú, hijo mío»…

Marco Junio Bruto, algunos años antes, había sido perdonado por César (por motivos que no vienen al caso), nombrado Gobernador de la Galia y nominado para Pretor. Su traición hacia él, hacia su Rey, hacia su padre casi (la madre de Bruto era la amante de César), ha quedado grabada en las páginas de la Historia como el paradigma de la bellaquería. Y no es para menos.

Precisamente ahora

Las arcas públicas están vacías. Una tasa de desempleo del 20 por ciento (cinco millones de parados) es suficiente para hacer tambalearse a cualquier país. La deuda española crece y cabe la posibilidad de que no podamos afrontarla. La gran mayoría de la población subsiste con sueldos que apenas cubren sus necesidades básicas y los políticos anuncian y aplican recortes en prácticamente todos los servicios públicos: Sanidad, Educación, Servicios Sociales… Los funcionarios han sufrido rebajas en sus salarios; no hay trimestre sin ERE; y sectores económicos completos han asistido a su propio derrumbe. La fuga de cerebros ya no es «fuga», sino «estampida». Así que la situación, en suma, no podría ser peor.

También tú

Y los casos de corrupción inundan las páginas de los periódicos. De hecho, ya apenas queda sitio en el mapa de España de la corrupción. Se trata de una práctica tan habitual que nadie parece extrañarse.

Queda, al menos, la sensación de que los jueces están haciendo bien su trabajo, que actúan con independencia y rigor, independientemente del puesto que ocupe el corrupto en cuestión. No obstante, igual que sucede con las cucarachas, por cada corrupto que sale a la luz, cientos aguardan en la sombra. Robando a manos llenas, sin ser vistos, a cara de perro.

Hijo mío

Pero Urdangarín… Urdangarín no, por favor. Que robe el yerno del Rey no tiene perdón. Si la figura de la Monarquía ya sólo tiene valor testimonial -simbólico- porque la Familia Real ni gobierna, ni legisla, ni juzga, lo mínimo que se puede pedir es que no robe. A España le cuesta aproximadamente ocho millones y medio de euros al año mantener este símbolo y los paisanos hacemos la vista gorda todo lo que podemos. Porque sí, porque nos interesa que la Familia Real sea tan pulcra y perfecta como a todos nos gustaría ser. Porque ha de ser la familia que esté más cerca de Dios -de la pureza- y la Patria que encarna no puede -no debe- ser menos sagrada.

Bruto acabó suicidándose. Al estilo de Áyax, el héroe griego que -por engaño de los dioses- asesinó a sus prójimos: se lanzó contra su propia espada. Aunque el mal, por mucho honor que entrañara ese gesto, ya estaba hecho.

Privatizar

Cuando se recurre a un tratamiento mediante electro-shock, se pretende que el paciente renuncie a su conducta perniciosa, a sus trastocados valores y a su memoria, en último término, con el fin de reconstruirlo desde la nada, de hacerle -al fin- «entrar en razón». Esta metáfora es en la que se apoya la escritora Naomi Klein para sostener que los grandes dirigentes de hoy -políticos, económicos…- operan con las sociedades de un modo semejante. En un estado de crisis [de shock]- declara- el ciudadano renuncia a sus valores y es más propenso a aceptar atentados contra sus derechos.

Los directores ingleses Michael Winterbottom y Mat Whitecross llevan a la gran pantalla en «La doctrina del shock» las ideas de la popular pensadora canadiense. Este documental de ritmo -quizás demasiado- acelerado, plantea que la intención de estos gobernantes es la de conducirnos a la privatización absoluta, en concordancia con las ideas del profesor de la Escuela de Chicago Milton Friedman.

Esta total privatización, tendría como consecuencia un capitalismo despiadado que no corregiría en absoluto las desigualdades económicas. Y produciría sistemas sociales que se desentenderían de las víctimas de catástrofes naturales, por ejemplo, y que no velarían por los derechos a la vivienda, a la educación, o a la atención médica de sus ciudadanos. Nada descabellado, parece.

«La doctrina del shock» aporta ejemplos históricos precisos de este devenir. Construye un discurso coherente y arroja un mensaje optimista que incita a la acción popular. Pero está claramente alineado en el sentido de los movimientos antiglobalización y eso ha de restarle influencia entre aquellos espectadores posicionados en el otro sentido.

El debate entre lo público y lo privado ha causado varias guerras, no es nuevo, y no se resolverá fácilmente. El modelo marxista fracasó con las dictaduras soviéticas y el modelo smithiano ha demostrado sobradamente su incapacidad para distribuir calidad de vida entre las mayorías. A falta de un sistema perfecto, se impone utilizar el sentido común. Podrían plantearse algunas cuestiones básicas, a partir de las cuales construir un modelo: ¿qué es mejor, un sistema con jueces públicos, o uno con jueces privados? ¿Un sistema que garantice la atención sanitaria, o uno que lo supedite al poder adquisitivo? ¿Un ejercito privado, o uno público? ¿Un sistema educativo indiscriminado, o uno discriminatorio?

Pero quizás la pregunta más inquietante que este documental suscita en el espectador sea: «Si el Estado deja todas sus competencias en manos de empresas privadas, ¿de qué sirve el Estado?»

Ficha técnica

Dossier RTPA

El futuro de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA), emisora pública creada en el año 2005, es incierto. A día de hoy, el Ente Público de Radiotelevisión ha dejado de percibir por parte del Principado los fondos que lo sostienen. Consecuentemente, los proveedores que han suscrito contratos con RTPA no están cobrando. Y los empleados están en vilo, puesto que la directiva de la Entidad asegura que no cuenta con dinero suficiente para abonar las nóminas de este mismo mes.

La intención del Gobierno del Principado es la de prescindir de una televisión autonómica que considera superflua y gravosa, lo cual ya había sido expresado en el programa electoral de su partido, Foro Asturias. En una situación de crisis, argumentan, la última prioridad es una televisión pública.

Demanda

RTPA ya ha anunciado que demandará al Gobierno del Principado de Asturias por un impago que inevitablemente desembocará en el cierre de la Entidad. Porque, aunque se estén manejando los términos «recorte» o «ajuste», lo cierto es que el impago que se está produciendo no es ninguna de estas dos cosas.

Los presupuestos destinados al mantenimiento de la emisora durante el año 2011 fueron aprobados por la Junta General del Principado en 2010 y publicados en la Ley de Presupuestos, por lo que al Gobierno actual le corresponde, con la Ley en la mano, atender a los pagos pertinentes, fuera cual fuera su programa electoral.

Hay que tener en cuenta que RTPA, basándose en los presupuestos aprobados, ha establecido contratos a lo largo de todo el año con proveedores de todo tipo, desde servicios de conexión vía satélite, hasta producción de contenidos, pasando por los servicios más básicos de mantenimiento, limpieza, electricidad, agua… Si RTPA no recibe el dinero que iba a recibir, no podrá atender a las facturas de sus proveedores los cuales, naturalmente, dejarán de prestarle servicio e iniciarán acciones legales contra ella.

Procedimientos

Antes o después, el Principado pagará sus deudas. Lo que sucede es que, si no reacciona a tiempo y el asunto se resuelve en los tribunales, el contribuyente tendrá que sufragar no sólo la cantidad que ahora se debe, sino también las multas por impago, las indemnizaciones por daños y perjuicios y las costas judiciales. Es decir, con esta medida, no sólo no se ahorra, sino que se pierde mucho dinero y se sobrecarga inútilmente los tribunales.

Si se desea cerrar una empresa pública (el Ente de Radiotelevisión del Principado es una Sociedad Anónima Unipersonal), o redimensionarla, ésta no es la vía. Es en la Junta General del Principado donde se deben dirimir tales cuestiones, y siempre en atención a los presupuestos del año siguiente. Si el presupuesto de 37 millones de euros anuales con que cuenta hoy RTPA es demasiado para unas arcas castigadas, se puede consensuar un presupuesto inferior. Si se desea reconvertir la empresa, aumentar en ella la participación privada -o privatizarla por completo-, cabe la posibilidad de hacerlo. Si se desea cerrarla, existen los procedimientos oportunos. Pero desatender las deudas nunca es una buena política.

Consecuencias 

De hecho, Asturias ya está pagando las consecuencias. La Agencia Internacional de Calificación Crediticia Fitch ha rebajado la nota de solvencia de la región, lo cual constituye el prólogo a una estampida de inversores. Desde múltiples foros se está demandando al Gobierno asturiano que pague sus deudas.

Los empleados de RTPA, por su parte, ya han iniciado una recogida de firmas contra el cierre. La mayoría de ellos obtuvieron su plaza mediante oposición (o concurso oposición) cinco años atrás y no entienden que la Administración se desentienda de este modo de las obligaciones contraídas.

El sector del audiovisual en Asturias se encuentra en plena emergencia. La creación en 2005 de la RTPA sirvió para que en un plazo de dos años se formaran 22 nuevas empresas audiovisuales en la región (un aumento del 19 por ciento sobre la cantidad anterior). Se calcula que en torno a 1000 familias obtienen hoy sus ingresos mediante actividades relacionadas con el Ente. RTPA ha propiciado la creación de un Cluster del Audiovisual en Asturias, de la Asturias Film Commission y ha posibilitado la existencia de la mayor escuela audiovisual de la región; en definitiva, ha impulsado el sector, haciéndole alcanzar cotas imposibles anteriormente. Pero esta andadura comenzó hace poco más de cinco años, y el audiovisual asturiano apenas ha tenido tiempo de despegar.

Gestión

Ciertamente, la gestión del Ente en los últimos años es criticable. No se ha fomentado tanto el desarrollo de empresas de la región como sería deseable. Por ejemplo, se han destinado inversiones millonarias a la adquisición de Derechos de retransmisión de la Fórmula 1, o de la Liga de fútbol, cuando estos contenidos estaban siendo emitidos simultáneamente por cadenas nacionales. Se ha practicado una opacidad en la contratación que fue denunciada por la Asociación de Productoras de Televisión de Asturias (APTVA). Se ha abusado de las conexiones en directo durante los informativos, no siempre justificadas, con el alto coste que ello implica. Y, según Francisco Álvarez Cascos, presidente del Principado, es un medio que «se ha puesto al servicio de la vanidad del Gobierno».

No obstante, Demométrica ha realizado una encuesta según la cual el 81 por ciento de los asturianos está satisfecho con RTPA. En buena medida, este balance positivo del ciudadano se basa en que el servicio que presta una televisión autonómica no tiene sustitutivos, es decir, ninguna televisión nacional ofrecerá la misma atención a una región en concreto que una televisión autonómica, y ése es un factor a tener en cuenta.

Reconversiones

El gran peso de la minería, la industria, la pesca y la ganadería en Asturias a lo largo del siglo XX provocó que, en los albores del siglo XXI, frente a la nueva situación impuesta, la economía asturiana tuviera que reconvertirse. Las actividades tradicionales dejaron de ser rentables para la región, el cumplimiento de la normativa europea restó competitividad y los asturianos se vieron obligados a explorar nuevos sectores productivos. Creció entonces exponencialmente el peso del turismo y también, progresiva y consecuentemente, el de la Cultura. La creación y acondicionamiento del Centro Niemeyer y de Laboral Ciudad de la Cultura ejemplifican bien esta reconversión.

RTPA acude a apoyar, desde la Cultura y desde las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, esta diversificación de la actividad económica de la región. No sólo crea empleo en el sector de la televisión, sino que sirve de embajador en todo el mundo a través de su canal en Internet -muy especialmente en Iberoamérica- y la producción cinematográfica asturiana, aunque aún es incipiente, podría encontrar a un gran aliado en la cadena, si ésta se mantuviera.

Su cierre denotaría un drástico cambio en las políticas de reconversión económica, más cuando también se teme por el futuro del Centro Niemeyer. ¿Asturias ya no aspira a convertirse en potencia turística, en capital cultural? ¿A qué han de dedicarse los asturianos, en qué deben invertir? ¿Dónde está la clave de la riqueza en Asturias? Volver a la mina no es una alternativa, después de haber cobrado millones de euros de los fondos europeos para la reconversión, así que la vía del turismo y la Cultura, toda vez que ya son caminos iniciados, no parecen tan mala opción.

Que TPA necesita un cambio -una evolución- es algo que incluso los propios empleados reconocen, pero su extinción, lejos de resolver la crisis, contribuirá a agravarla. Y en cualquier caso si -tal y como reza su Constitución- España es un Estado de Derecho, sería exigible que el Gobierno pagara sus deudas y cumpliera las leyes.

Inside Job

Las cifras son alarmantes. 20 billones de dólares en pérdidas. Diez millones de personas sin empleo. De un plumazo.

«Inside job», o más concretamente, su director Charles Ferguson, se erige en portavoz de los reprimidos y engañados, esto es, de -según él- más de un 80 por ciento de la población mundial. Reprimidos por un sistema económico que no nos otorga voz y engañados por nuestros dirigentes, los contribuyentes no podemos hacer más que mirar atónitos y -como mucho- patalear. Los grandes centros financieros están dominados -siempre según él- por narcisistas avariciosos y drogodependientes que carecen de cualquier escrúpulo. Han robado a manos llenas y cuando el saco ha tocado a su fin -en esta crisis que en 2008 comienza-, le han pedido al pueblo que lo vuelva a rellenar. Pero lo peor es que se han asegurado una posición junto al saco, para cuando vuelva a estar lleno.

Lo cierto es que los entrevistados son de primer nivel en este documental. Altos ejecutivos de las más importantes firmas financieras, el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, catedráticos de Universidad, miembros del Fondo Monetario Internacional, políticos, periodistas… A muchos de ellos se los denomina en el documental «ingenieros de las finanzas» pero, a diferencia de los ingenieros de verdad, éstos  «exclusivamente construyen sueños». Muchos se defienden a dentelladas de las incisivas preguntas. Se quedan sin respuesta, se enrabietan. Otros, simplemente, se niegan a participar.

El documental propone no sólo que devuelvan el dinero que descaradamente han robado, sino que en lo sucesivo se impongan por ley medidas de regulación financiera, de modo que no vuelva a formarse otra burbuja. Es un documental combativo, bien fundado y argumentado, especializado pero divulgativo, y descorazonador aunque animado. Es polémico y casi subversivo, pero ha ganado el Oscar a Mejor Documental.

Así que, aunque sólo sea por asistir a un espectáculo de funambulismo, merece la pena verlo.