Educar y compartir
Hay muchos mundos en el mundo. Nuestra función, la de los periodistas, es la de acercarnos a esos mundos que componen el mundo, observarlos e intentar comprenderlos, para poder luego, con fundamento, hablar sobre ellos. Ciertamente, se trata de una tarea difícil, porque el periodista -como el maestro Liendre-, en este acercarse y alejarse de realidades tan diversas, termina siendo aquél que «de mucho sabe, pero de nada entiende». Pero también, por la misma razón, se trata de una tarea muy rica y muy dinámica, puesto que en cada acercamiento uno aprende cosas importantes.
A lo largo de nuestra carrera, hemos tenido el privilegio de entrevistarnos con personas de gran relevancia, representantes de mundos muy distintos y en general apasionantes -investigadores, artistas, empresarios, activistas, pop stars…- que nos han abierto las puertas de sus respectivos micromundos y nos han enseñado sus entresijos, para que pudiéramos conocerlos. Y el contraste para nosotros es sorprendente, porque en general todos son encantadores, pero ciertamente muy diferentes. Somos -nosotros- una especie de «traductores», «intermediarios», o si se quiere «mensajeros», que no se sitúan en un lugar concreto de la red social, sino que se mueven arriba y abajo, a izquierda y derecha, a saltos a veces, para hablar con unos y otros y encontrar esa verdad intersubjetiva con la que casi todos estén de acuerdo.
En esta ocasión, el destino nos ha hecho coincidir con un grupo humano del que hemos aprendido mucho: uno compuesto por niños. Se trata de un proyecto en el que participan tres institutos de lugares muy distintos y distantes entre sí: Ceuta, Oviedo y Madrid. Lo que se busca, desde el equipo de profesoras que coordina el proyecto, es primordialmente la motivación de los alumnos, pues muchos de ellos -«institucionalizados» podría decirse- han perdido el interés por aprender, el entusiasmo necesario para crecer y formarse, por lo que es necesario volver a involucrarlos en proyectos colaborativos para dar sentido a su educación.
No os desvelaremos más, porque en el vídeo tenéis la historia contada por boca de sus protagonistas, pero sí os diremos que para nosotros la realización de este reportaje ha supuesto un reencuentro muy necesario con la esencia de las cosas. Con la mirada de un niño.
Esperamos que os guste.
La educación prohibida
Por lo general, el espíritu inicial de los proyectos se desvirtúa en su desarrollo: así somos. Por ejemplo, tenemos la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es un listado de principios fundamentales, muy básico, muy sencillo, de sentido común. Dice que los humanos tenemos derecho a vivir (a que no nos maten), a no ser torturados, a pensar lo que queramos, a comunicarlo… Cosas básicas.
Sin embargo, esta Declaración, que muchos países suscribieron encantados, porque expresa ese «sentir general», ese «espíritu fraternal», etc., hoy se cumple más bien poco, en pocos lugares, y España no siempre está entre ellos (ver informe Amnistía Internacional 2012, pps 185 y ss.). Para que se cumpliera esa Declaración, no deberíamos alejarnos -como pueblo- de ese espíritu inicial que la hizo posible, ni al hacer las leyes, ni al ejecutarlas, ni al cumplir con ellas.
La educación
No deja de sorprender que en los últimos 40 años España haya modificado siete veces sus Leyes Orgánicas sobre Educación. En 1970, la LGE, en el 80, la LOECE, en el 85, la LODE, en el 92, la LOGSE, en el 95, la LOPEG, en 2003, la LOCE y en 2006, la LOE.
Estas leyes orgánicas vienen acompañadas, naturalmente, de cambios profundos en toda la legislación relacionada, así como en los planes de estudio, lo cual genera gran desconcierto no sólo en la comunidad educativa (profesores, alumnos…), sino también en el resto de la comunidad.
Podría parecer que, con las sucesivas reformas, lo que se persigue es una evolución cultural, un mejor acceso de la ciudadanía al conocimiento, o quizás un mejor cumplimiento del Artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos. Sin embargo, lo cierto es que las críticas a la actual legislación son muchas y bien fundadas, es decir, el sistema educativo español no gusta, no convence, y no parece mejorar.
El aprendizaje
Frente a esto, los principios en los que se basa el verdadero aprendizaje han pasado a un segundo plano. Apenas se atiende a pedagogos, psicólogos, antropólogos, sociólogos, filósofos, ni a los propios educadores, a la hora de establecer «mejoras» en los sistemas educativos. El criterio económico se impone, y pesan sobremanera las ideologías, haciendo imposible una conciliación entre los principios fundamentales de la educación y el supuesto desarrollo de esos principios.
El documental que hoy os traemos habla de todo ello. Está dirigido por German Doin, un joven argentino que comenzó a investigar sobre el tema, allá por 2009, para realizar un cortometraje, y terminó produciendo una película de dos horas y media: tal era el clamor de los educadores y el interés social por el objeto.
La película incluye entrevistas a profesionales de distintos países, España entre ellos, en un intento por cruzar voces diversas y armonizarlas. La diversidad en el discurso, a pesar de ello, no es tanta, porque todos los entrevistados parecen beber de las mismas teorías, de Piaget, Montessori, Dewey, etc. Es decir, que están -también ellos- alineados ideológicamente, en defensa de una «educación» a la que podríamos denominar «libertarista». No extraña esta reacción, en sistemas políticos que imponen un criterio economicista, con leyes sin consenso –ad hoc y de partido-, que no escuchan al ciudadano y que, en su desarrollo, contravienen principios fundamentales del Estado.
Alineado o no, conviene ver el documental, por aquello de dar pábulo a quienes no lo tienen.
Cineastas de cinco
Para los que tengáis niños, sabed que el 2 de octubre comienza en Gijón el taller de imagen «Crea tus propias películas», destinado a niños de 5 a 12 años. Los objetivos de este taller, que se impartirá diariamente hasta el 28 de mayo, son los de fomentar una visión crítica y participativa en el niño frente a la imagen televisiva, así como dotarle de herramientas para crear sus propias películas desde los elementos más rudimentarios.
El taller es gratuito y se celebra en el Ateneo de La Calzada.
Más madera
El tema es complejo y delicado. Cárceles privadas.
Supongamos que somos los gerentes de una empresa estadounidense, una que se dedica a gestionar cárceles. Tenemos que mantener con vida a los reclusos -nutridos, aseados-, asegurarnos de que no escapen, y esas cosas que se hacen en las cárceles. ¿Quién nos paga por ese trabajo? Pues una parte la paga el Estado, pero no es suficiente, así que la otra parte la tenemos que buscar nosotros. Y decidimos que los presos -esos tíos grandes, fuertes y tatuados- además de comer, dormir y pelearse, van a tener que trabajar. Porque, de hecho, están obligados, por ley, a trabajar. Y nosotros, como buenos estadounidenses, cumplimos las leyes.
Entonces montamos, en la cárcel, una fábrica de algo… No sé… De botas. Para que trabajen. Para que paguen su sustento. Para cumplir la ley.
Con las botas conseguiremos no sólo tener a los presos ocupados, sino también una buena cantidad de dinero, dinero que luego invertiremos en mantener la cárcel, en llenarnos los bolsillos -dinerito, dinerito-, y en pagar (poco, lo menos posible) a nuestros forzosos trabajadores.
¿Qué pasará si hacemos unas botas muy buenas, muy bonitas y muy baratas? Pues que todo el mundo querrá comprar unas. Y entonces, nosotros, como buenos empresarios, viendo que allí hay negocio, querremos fabricar más botas, para ganar más dinero.
¿Qué necesitaremos para eso? Obviamente, más presos.
Acabamos de describir un hecho que pasa desapercibido: a muchas empresas les interesa que haya muchos presos, que haya muchas cárceles. Son mano de obra barata.
El trabajo te hará libre…
…se leía en los campos nazis de concentración. Y esto es cierto, hasta cierto punto. Para que una persona se integre en la sociedad, es fundamental que trabaje. Eso le dará seguridad, independencia, satisfacción… Y además, mirado desde un punto de vista social, el preso tiene una deuda con el resto de la sociedad: ha delinquido, ha originado dolor, problemas a los demás; tiene que pagar. Mantenerle gratis no parece una solución muy buena, aunque sea encerrado, porque encerrado, quieto, no repara el daño causado. Y tampoco se integra. Que trabaje.
Pero pensemos en las galeras. Allí, a remar, iban los presidiarios. Cuando uno moría, había que reemplazarlo por otro. Y muchas galeras (léase «muchas botas») es sinónimo de muchos presidiarios.
Sabemos cómo se hacen las cosas (tarde, mal y nunca, que se dice). Y tenemos un dato muy revelador: en Estados Unidos crece constantemente la población de reclusos. ¿Qué pasa? ¿Son más malos que nunca? ¿O podría ser que hubiera más demanda de presos que nunca?
Hospitales
En España llegamos tarde a eso de privatizarlo todo. Aunque hemos empezado con ímpetu, somos todavía novatos. No tenemos cárceles privadas, pero ya nos hemos lanzado con hospitales, colegios y sitios así. En los hospitales, por ejemplo, cuando hayamos aprendido todos los trucos, cuando la sanidad sea por fin privada, cuando esta lógica comercial que venimos describiendo se despliegue en toda su magnitud, sólo nos harán las pruebas médicas que sean rentables para la empresa contratista, no las que sean necesarias. Estaremos ingresados el tiempo justo para que nuestra estancia cause beneficios. Y si pueden ponernos a hacer macramé mientras que estamos en cama, lo harán (¿qué haces ahí tumbado?). El hecho innegable es que, como en las cárceles americanas, los beneficios determinarán el servicio.
El documental
«El negocio de las cárceles» quiere ser tan neutral, su directora se moja tan poco, que termina siendo un alegato a favor de la privatización. Por eso nos hemos centrado en los contras, porque ahora, cuando lo veáis, os daréis cuenta de lo ricos que vamos a ser todos cuando por fin consigamos vender nuestros derechos.
Leer en un clic
Hemos realizado para la Editorial Paraninfo los vídeos de presentación de «Leer en un clic», su innovador método de lectoescritura, recién publicado. Este sistema consigue que los niños aprendan a leer y a escribir mucho más rápido que con los métodos tradicionales, porque enfatiza muy especialmente en los fonemas que componen cada palabra y además incide en el carácter lúdico del aprendizaje.
«Leer en un clic» ha sido desarrollado por Paraninfo a partir de un trabajo del colegio San Ignacio y está avalado por un estudio de la Universidad de Oviedo. Se divide en tres niveles de aprendizaje, con material que incluye tanto libros de texto y cuadernos de trabajo, como contenido interactivo.
AULES. Capítulo 3: «ACTUAR»
Tercer capítulo de la serie documental «Aules», un recorrido por distintos centros educativos del Principado de Asturias que ensayan diversos modelos de enseñanza. Un catálogo de buenas prácticas educativas.
En este capítulo visitamos la Escuela Superior de Arte Dramático de Gijón y mostramos algunas de las disciplinas que allí se abordan: Educación corporal, de la voz, esgrima, dirección de escena…
Cliente: Laboral Centro de Arte y Creación Industrial
AULES. Capítulo 5: «AGRUPAR»
Quinto y último capítulo de la serie documental «Aules», un recorrido por distintos centros educativos del Principado de Asturias que ensayan diversos modelos de enseñanza. Un catálogo de buenas prácticas educativas.
En este caso, visitamos el Centro Rural Agrupado «La Marina» y nos adentramos en el modelo de educación rural, con un reducido número de estudiantes disgregados en amplias zonas, lo cual obliga a agrupar a alumnos de distintos niveles en las mismas aulas.
Cliente: Laboral Centro de Arte y Creación Industrial