El arte de controlar la vejiga

Si nos ponemos a ello, seguro que algo se nos ocurre. Por ejemplo… comer más huevos fritos que nadie. Ah, no, que ese récord ya existe. Pues dar más golpes a una campana que nunca. Podría ser, aunque ése va a ser difícil de batir (teniendo en cuenta la afición por el tolón tolón que hay en España). En fin, que algo se nos ocurrirá.

A los comisarios y directores del Centro de Arte de la Laboral sí que se les ha ocurrido: tocar el solo de guitarra más largo de la Historia.

De niños nos decían que «el que vale, vale, y el que no, a los Guinness». Pero claro, eran otros tiempos. Por aquel entonces no estaban al mismo nivel Miguel Ángel (el pintor-escultor aquél) y Lee Redmond (la mujer con las uñas más largas del mundo).

A los niños nos encantaba la Redmond: daba un asco espantoso. Pero nuestros profesores insistían en que aquello no era Arte, sino un esperpento, y nos obligaban a admirar la belleza en las esculturas y pinturas del tal Michelangelo -quien por cierto tenía nombre de tortuga ninja-. Acabaron por convencernos.

Calidad y cantidad

Paco de Lucía -un guitarrista bastante reconocido- decía en una entrevista que, para él, lo difícil no era tocar una de esas escalas vertiginosas: lo difícil era retenerse, tocar un silencio. Ahí debe de estar la belleza.

Pero claro, Paco de Lucía es un artista. Compone, da conciertos (miles). Ha reinventado el flamenco, acercándolo a músicas de distintas partes del mundo, bebiendo de gente como Albéniz, Manuel de Falla, el Maestro Rodrigo… Paco de Lucía, podemos asegurarlo, es un artista. Español.

El Centro de Arte de la Laboral, español, no le va a dedicar a Paco de Lucía -ni a Albéniz, ni al Maestro Rodrigo, ni a nadie que remotamente tenga nada que ver con ellos- ni un minuto. LABoral quiere, en cambio, el solo de guitarra, no más bello, no mejor interpretado, sino el solo de guitarra más largo del mundo.

El récord está en quince horas y pico, así que va a ser duro. Los participantes tendrán que tocar, al menos, una nota cada diez segundos (no se especifica cuál) y no podrán abandonar la sala en ningún momento. Así que, al final, la vejiga será la que marque la diferencia.

Aceptar la derrota

Y uno piensa que, en definitiva, así es como se aceptan las derrotas. Cuando no se está a la altura de los que sí están a la altura y -no obstante- se quiere llamar la atención, pues se hace alguna tontería. El niño que patalea, furioso, cuando ve que sus mayores alaban a otro niño. El boxeador que, de un mordisco, arranca una oreja a su contrincante. Soberbia, envidia, mediocridad.

Pero ¿es que acaso ya no quedan michelangelos? ¿No hay entre los cuarenta y tantos millones de españoles un artista que merezca tal apelativo? Seguro que sí. Pero las tribunas que esos artistas deberían ocupar -en centros de Arte- están demasiado solicitadas, por individuos que pretenden que adoremos su churro.

Y la culpa es de los gestores. Tanto desean dar el campanazo, que al final se olvidan de que el ser humano lleva unos 50.000 años pintando, cantando, creando. ¿Es éste el máximo exponente del Arte contemporáneo? ¿Es esto lo que podemos agregar al legado de Leonardo, Ortega, Shakespeare y Händel?

Leer comunicado de prensa

«Ai Weiwei: Never Sorry» en Madrid

«Ai WeiWei: Never Sorry» es el primer largometraje sobre el artista y activista chino de renombre internacional Ai WeiWei, quien en los últimos años ha captado la atención de todo el mundo tanto por su ambiciosa obra como por sus provocaciones políticas. Las autoridades chinas han llegado a cerrar su blog, darle una paliza, arrasar su estudio de trabajo, y hasta mantenerlo en detención secreta. La película examina esa compleja simbiosis de la práctica artística y el activismo social. La periodista y directora de cine Alison Klayman ha tenido un acceso sin precedentes al mundo interior del artista.

La película se proyectará en las TimesTalks -organizadas por The New York Times-, que tendrán lugar en Madrid entre los días 21 y 23 de septiembre.

La proyección está prevista para el sábado 22 de septiembre, a las 18.00 horas, en el Teatro Fernán Gómez (Calle de Colón, 4). Posteriormente tendrá lugar un coloquio con la directora de la película, Alison Klayman.

Informa Avalon

Más madera

El tema es complejo y delicado. Cárceles privadas.

Supongamos que somos los gerentes de una empresa estadounidense, una que se dedica a gestionar cárceles. Tenemos que mantener con vida a los reclusos -nutridos, aseados-, asegurarnos de que no escapen, y esas cosas que se hacen en las cárceles. ¿Quién nos paga por ese trabajo? Pues una parte la paga el Estado, pero no es suficiente, así que la otra parte la tenemos que buscar nosotros. Y decidimos que los presos -esos tíos grandes, fuertes y tatuados- además de comer, dormir y pelearse, van a tener que trabajar. Porque, de hecho, están obligados, por ley, a trabajar. Y nosotros, como buenos estadounidenses, cumplimos las leyes.

Entonces montamos, en la cárcel, una fábrica de algo… No sé… De botas. Para que trabajen. Para que paguen su sustento. Para cumplir la ley.

Con las botas conseguiremos no sólo tener a los presos ocupados, sino también una buena cantidad de dinero, dinero que luego invertiremos en mantener la cárcel, en llenarnos los bolsillos -dinerito, dinerito-, y en pagar (poco, lo menos posible) a nuestros forzosos trabajadores.

¿Qué pasará si hacemos unas botas muy buenas, muy bonitas y muy baratas? Pues que todo el mundo querrá comprar unas. Y entonces, nosotros, como buenos empresarios, viendo que allí hay negocio, querremos fabricar más botas, para ganar más dinero.

¿Qué necesitaremos para eso? Obviamente, más presos.

Acabamos de describir un hecho que pasa desapercibido: a muchas empresas les interesa que haya muchos presos, que haya muchas cárceles. Son mano de obra barata.

El trabajo te hará libre…

…se leía en los campos nazis de concentración. Y esto es cierto, hasta cierto punto. Para que una persona se integre en la sociedad, es fundamental que trabaje. Eso le dará seguridad, independencia, satisfacción… Y además, mirado desde un punto de vista social, el preso tiene una deuda con el resto de la sociedad: ha delinquido, ha originado dolor, problemas a los demás; tiene que pagar. Mantenerle gratis no parece una solución muy buena, aunque sea encerrado, porque encerrado, quieto, no repara el daño causado. Y tampoco se integra. Que trabaje.

Pero pensemos en las galeras. Allí, a remar, iban los presidiarios. Cuando uno moría, había que reemplazarlo por otro. Y muchas galeras (léase «muchas botas») es sinónimo de muchos presidiarios.

Sabemos cómo se hacen las cosas (tarde, mal y nunca, que se dice). Y tenemos un dato muy revelador: en Estados Unidos crece constantemente la población de reclusos. ¿Qué pasa? ¿Son más malos que nunca? ¿O podría ser que hubiera más demanda de presos que nunca?

Hospitales

En España llegamos tarde a eso de privatizarlo todo. Aunque hemos empezado con ímpetu, somos todavía novatos. No tenemos cárceles privadas, pero ya nos hemos lanzado con hospitales, colegios y sitios así. En los hospitales, por ejemplo, cuando hayamos aprendido todos los trucos, cuando la sanidad sea por fin privada, cuando esta lógica comercial que venimos describiendo se despliegue en toda su magnitud, sólo nos harán las pruebas médicas que sean rentables para la empresa contratista, no las que sean necesarias. Estaremos ingresados el tiempo justo para que nuestra estancia cause beneficios. Y si pueden ponernos a hacer macramé mientras que estamos en cama, lo harán (¿qué haces ahí tumbado?). El hecho innegable es que, como en las cárceles americanas, los beneficios determinarán el servicio.

El documental

«El negocio de las cárceles» quiere ser tan neutral, su directora se moja tan poco, que termina siendo un alegato a favor de la privatización. Por eso nos hemos centrado en los contras, porque ahora, cuando lo veáis, os daréis cuenta de lo ricos que vamos a ser todos cuando por fin consigamos vender nuestros derechos.

 

De la familia

¿Qué es la familia? Según la Declaración Universal sobre Derechos Humanos, la familia es “El elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Hay leyes que amparan y protegen la familia. Pero nadie se pone de acuerdo en un término que sirva para definir qué es la familia. Porque claro, la familia no se elige. Cuando uno nace, llora. Nos cuentan la milonga de que lloramos porque los pulmones tienen que expandirse. Ya… Lloramos por la incertidumbre de la familia que nos habrá tocado en suerte.

Y así comienza nuestro periplo (en su acepción de “Viaje o recorrido, por lo común con regreso al punto de partida”). Porque de la familia uno nunca puede escapar. Y cada vez es más grande (nuevos miembros). Y te olvidas de cumpleaños. Y te importa un bledo lo que le pase a tu primo de Chiclana de Abajo, porque es un primo lejano. Y es lejano no porque viva a 1000 Km. de ti, es lejano porque ya ni se sabe dónde comienza el parentesco. Pero eso sí, hay una especie de “unión mística”. Un día, alguien decide reunir a todos los miembros de uno de los dos apellidos que nos marcan. Se sienta frente al ordenador y escribe en Google: “personas con apellido Trabuco”. Y el puto Google, le devuelve una lista de 80 personas que tienen ese apellido en primer o segundo lugar. Y en esa lista estás tú. ¿Pero quién me ha puesto en esa lista? ¿Quién le ha dado permiso a Google para incluirme? Y en esa lista, aparece tu nombre (con apellidos, claro), tu dirección, tu número de teléfono…

Y un día, recibes una llamada telefónica de un desconocido que, con voz tintineante, te pregunta si eres Fulanita Trabuco Recortado, que vive en la calle del Suplicio nº 20-3º A de Chungueiros. Y tu mente se dispara y ella – la mente-, sierva siempre, comienza a hacerse preguntas. Tímidamente dices “sí”. Y ya estás perdido. Ahí, en ese triste “sí”, termina tu libertad.

Ontogénesis. Filogénesis. Senescencia. Pero, vamos a ver, ¿de verdad son necesarias tantas discusiones para llegar a la certeza de que la familia es un invento? Pero hay más, mucho más…

Lévi-Strauss (antropólogo francés), fue el fundador de la Antropología estructural. En 1955, publicó “Tristes tópicos”. Una maravillosa obra en la que narraba sus viajes etnográficos a Brasil:

“El conjunto de las costumbres de un pueblo es marcado siempre por un estilo; dichas costumbres forman sistemas. Estoy persuadido de que esos sistemas no existen en número ilimitado y de que las sociedades humanas, como los individuos –en sus sueños, sus juegos o sus delirios- jamás crean de forma absoluta, sino que se limitan a elegir ciertas combinaciones en un repertorio ideal que resultaría posible reconstituir. Si se hiciera el inventario de todas las costumbres observadas, de todas aquellas imaginadas en los mitos así como de las evocadas en los juegos de los niños y de los adultos, de los individuos sanos o enfermos y de las conductas psicopatológicas, se llegaría a una especie de tabla periódica como la de los elementos químicos, donde todas las costumbres reales o simplemente posibles aparecerían agrupadas en familias y donde nos bastaría reconocer aquellas que las sociedades han adoptado efectivamente”.

– Disculpa que te llame a estas horas (eran las once de la noche). Mi nombre es Serapio Nomellames Trabuco.

– Ya… ¿y?

– Pues nada, que somos familia.

– ¿Familia?

– Sí, ¿no te has dado cuenta de que mi segundo apellido es igual que el tuyo?

– Tengo tres vecinos que se apellidan González y no tienen nada que ver entre sí.

– Ya, bueno, pero González es un apellido común, y Trabuco no lo es.

Bueno, ¿qué hago? Llega con su mejor sonrisa, con la mano tendida (en el mejor de los casos, en el peor, dispuesto a darte un beso que llene de babas tu mejilla). Le dejas pasar a tu reino. Toda tu intimidad queda a su disposición. Mira tus fotos, tus libros (que son muchos), tu cuarto de baño. Se sienta en tu sofá y sigue observando todo lo que su vista puede alcanzar.

Comienza el turno de preguntas. Respondes –a regañadientes- a las tres primeras. A la cuarta, le “envías” mensajes subliminales de tu incomodidad. Pero su parte “Nomellames” no está preparada para recibir ese tipo de señales. Se nota su peso genético. Porque claro, si pesara más su parte “Trabuco”, se daría cuenta inmediatamente. Llega la temida “quinta” pregunta, a pesar de estar rezando para que no llegara. Esa pregunta incómoda que no se le hace a nadie que vive solo. Nunca. Jamás. ¿Por qué? Pues porque si vive solo por elección, se añaden muchas más preguntas –y la duda sobre si serás o no homosexual-. Y si vivir solo es el producto de una relación fallida, para qué más… Porque después de los 30, todo se ve envuelto en una especie de halo misterioso. La gente –si son parientes, más-, necesitan saber las razones por las que vives solo.

– Vaya, veo que te gusta leer.

– Pues sí.

– Y qué te gusta leer?

– Pues ya ves…

– Se nota que tienes tiempo para hacerlo. Si tuvieras pareja, no lo tendrías.

– ¿Por qué? ¿Es incompatible?

– ¡No hombre! Simplemente porque hay que hacer más cosas en casa. Y luego está eso de compartir tiempo y aficiones. Porque no tienes pareja, ¿verdad?

La Ontogénesis se refiere a los procesos biológicos desde la fecundación hasta su madurez.

La Filogénesis se ocupa de la evolución de los seres vivos. Es decir, desde la forma de vida más sencilla hasta la aparición del hombre actual.

Y llegamos a la maravillosa palabra “Senescencia”. Si la repites, podrás incluso ver su color y oler su aroma.

Senescencia se refiere a la vejez. Viene del latín senex (viejo). Por eso, en biología, senescencia se refiere a  las células que han dejado de proliferarse. Leonard Hayflick (1928), descubrió que las células humanas solo se duplican 52 veces antes de morir. A este proceso se le llama Límite de Hayflick.

De pronto, Serapio se descubre como un experto en tu árbol genealógico. Y cuando tú te has perdido en la segunda generación, él sigue parloteando: “¡¡Mira, aquí estás tú!!”.

– ¿Yo?

Y te rindes ante la evidencia. Y le miras fijamente sin escuchar, pensando que perteneces a un gran clan. Y que -soledad al margen- es bueno sentir que, aunque solo sea para comidas familiares, puedes contar con el clan. Y sientes que el amor se universaliza. Y te da igual lo mucho que se ha escrito sobre las diferentes familias. Al fin y al cabo, es la que te ha tocado.

Hay un documental estupendo titulado “Tierra de mujeres”. En él podéis encontrar una visión distinta a la nuestra del significado “familia”.

Sed felices con la familia que os ha tocado en suerte. Y escoged con cuidado la que creáis…

Comienza «Peor, imposible»

Aunque parece que aún no se ha publicado el programa completo del ciclo de cine «Peor, imposible» -que se celebra a lo largo de toda esta semana-, aquí os dejamos la agenda de proyecciones y actividades para los dos primeros días, es decir, lunes 27 y martes 28 de agosto. También podéis ver el EPK (Electronic Press Kit) que ha distribuido la Fundación de Cultura de Gijón, el cual incluye fragmentos de varias de las películas que se proyectarán.

Ciclo de cine Peor… Imposible 2012

Centro de Cultura Antiguo Instituto (Gijón). Del 27 de agosto al 2 de septiembre

Lunes 28.08.12

18.00 h. Presentación Lluis Nel Estrada

El planeta de los monstruos hambrientos EE. UU., 1970

Director: Al Adamson

Intérpretes: Robert Dix, Vicky Volante, John Carradine

La tierra se encuentra a merced de unos vampiros espaciales, como si los de por aquí no fueran suficientes, así que hay que enviar, p’allá enriba, una expedición a su planeta, por eso de muerto el perro se acabo la rabia. Bien sobrepasando con creces el límite de lo gamberro, esto es un engendro a costa del metraje de 4 películas, algunas filipinas y en blanco y negro, con tomas adicionales. El oír las explicaciones verbales no tiene desperdicio.

Frankenstein contra el monstruo del espacio EE. UU., 1965

Director: Robert Gaffney

Intérpretes: Marilyn Hanold, Robert Reilly,

Nancy Marshall, James Karen

No se sabe, a ciencia cierta, lo que ha ocurrido en Venus, pero el caso es que se han quedado sin mujeres, al menos es lo que aquí dicen. Para remediarlo envian a la tierra a una princesa venusiana para raptar a nuestra chicas, acompañada de un grupo armado y de un bicho, muy feo por cierto. Desde la tierra se envía un robot, que debido a la calamitosa misión, se convierte en la criatura del famoso doc. En fin, destinados están el monstruo de Frankestein y los venusianos a darse de tortas y solucionarlo, como lo de todo de por aquí, de la peor manera posible.

22.30 h > Cine de Culto

Seres crepusculares Filipinas, 1973

Director: Eddie Romero

Intérpretes: John Ashley, Pat Woodell, Jan Merlin, Pam Grier

Esta película de culto, The twilight people, es una disparatada versión de la novela de H. G. Wells, La isla del Dr. Moreau. Así que ya saben, científico loco creando una mezcla de humanos y animales. Muchos seres, digamos, raros.

MARTES 28.08.12

18.00 h

Godzilla, invasión extraterrestre Japón, 1996

Director: Inoshiro Honda

Intérpretes: Akira Kubo, Jun Tazaki, Yoshiro

Tsuchiya, Kyoko Ai

No sé si les interesara, pero esta es una oportunidad de ver juntos y revueltos a todos los monstruos japoneses. En fin, el monstruo Godzilla y sus congéneres deberán liderar la madre de todas las batallas, o algo así, para salvar la tierra de otra invasión de marcianos.

Presentación:

Dani Rodriguez / Inglorious Bastards

Año 2025, después del holocausto Italia, 1989

Director: Bruno Mattei

Intérpretes: Ottaviano Dell’Acqua, Geretta

Geretta, Massimo Vanni, Gianni Franco

En un mundo arrasado por la guerra nuclear, un grupo de guerreros supervivientes deberán enfrentarse, en medio de las ruinas, a una horda de roedores mutantes e inteligentes. Para entendernos, un puñado de pésimos actores, disfrazados de gente de mal vivir, una cantera abandonada y los restos de un decorado de película western, muchos animales de los anteriormente mencionados, y juerga la que se quiera.

22.30 h > Mesa redonda: Berto Peña y David M. Rivas / Civilizaciones avanzaes, vieyes marcianaes

Puma-man. El hombre puma Italia, 1980

Director: Albero de Martino

Intérpretes: Walter George Alton, Donald

Pleasance, Sydne Rome, Miguel Ángel Fuentes

Tremenda barbaridad, de las de verlas para creerlas, esta calamitosa imitación de Superman, torpe y cutre, mezcla en su argumento las chifladuras de Erich Von Daniken y Encuentros en la tercera fase. Tremenda.

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De la mina a la barricada

En este reportaje entrevistamos a Marcos Martínez Merino, director del documental «ReMine». El documental ahonda en la manera de ser de los habitantes de las cuencas mineras asturianas y los acompaña durante todo el conflicto originado en mayo de 2012 por el inminente cierre de los pozos en Asturias.

Marcos nos habla en esta entrevista sobre su propia experiencia personal, durante las cargas policiales, las asambleas, la Marcha negra a Madrid, y también explica cuál fue la reacción de los mineros cuando vieron el apoyo popular que estaban recibiendo y comprobaron que se habían convertido, una vez más, en los adalides de un movimiento social de denuncia, mucho más amplio que el referido a sus propias reivindicaciones.

El reportaje incorpora imágenes del documental y música del grupo asturiano Nuberu, expresamente cedidas para la ocasión.

Ver reportaje

Web oficial

Rapados, rapados y Kubrick

En principio, raparse la cabeza es un gesto sin mucha implicación. Estamos los calvos -en general rapados-, están los calurosos («ahora para el veranito»), y también los que lo hacen por una cuestión de comodidad («peinarse es un coñazo»). Pero no vamos a hablar de ninguno de estos rapados, sino de los otros, de los que se rapan como seña de identidad.

Por antonomasia, el rapado es el militar. Aunque -según la normativa vigente en las Fuerzas Armadas españolas- a las mujeres se les permite llevar el pelo largo, el de los hombres debe ser corto (en ningún caso debe rozar ni montar las orejas). Motivos de higiene y de seguridad en el combate cuerpo a cuerpo son los más frecuentemente argüidos para la implantación de estas medidas. Sin embargo, hay otro motivo que no se menciona con tanta frecuencia, pero que es fundamental. Nos referimos a la uniformidad.

Los grupos sociales, a la vista está, construyen su identidad basándose en atuendos semejantes. Veamos algunos ejemplos.

Reunión del Rey de España con empresarios

Grupo punk

Médicos

El ejército cuida especialmente la uniformidad de la tropa, porque está demostrado (los humanos somos así, qué se le va a hacer) que un atuendo común es la base para la generación de vínculos grupales. Todos iguales, todos amigos.

La naranja mecánica

Stanley Kubrick vio todo esto -era un genio, el tío- y lo caricaturizó. Construyó -en «La naranja mecánica»- un grupúsculo llamativo de personajes y los vistió de manera semejante. Utilizó elementos que no hubieran sido fagocitados por otra «tribu urbana»: vestimentas blancas, sombreros hongos, botas, bastones, tirantes… coronados todos por un inquietante maquillaje en ojos y boca.

La naranja mecánica. Stanley Kubrick

Pero no se quedó ahí. Su caricatura llegó mucho más lejos, puesto que las señas de identidad de un grupo social no se refieren únicamente a la vestimenta. La música suele ser un rasgo determinante de pertenencia -o no-. Pensemos, por ejemplo, en la importancia de los himnos para los militares.

En este terreno, Kubrick utilizó a Beethoven, un músico con una fuerza arrolladora, pero que ya había pasado de moda. Un músico que ninguna «tribu urbana» -al menos, de estas características- abanderaba.

Y también profundizó en la caricatura de otras conductas sociales. El bar al que acudían los protagonistas, por ejemplo, blanco todo él, era su templo. La leche «supervitaminada» que allí bebían, era su néctar. El asalto, la violación, el asesinato, sus actividades preferidas.

Se ve claramente, gracias a Kubrick, que una «subcultura» puede analizarse comparando estos elementos (música, atuendo, conducta…) con los de otras subculturas. Probablemente, el individuo que mejor maneje los elementos de una subcultura ocupará una posición más elevada dentro de ese grupo social. Por ejemplo, The Beatles -que manejaban todos estos elementos con soltura, especialmente el elemento musical- fueron los adalides del movimiento «pop» (ocupaban el más alto escalafón de esa subcultura). Y ya se sabe, los que están arriba marcan tendencias.

The Beatles (1964)

The Beatles (1969)

Skinheads

Así llegamos al documental que nos ocupa. Se trata de una película dirigida por el franco-suizo Daniel Schweizer en 2003, que explica las características del movimiento «Skinhead» desde sus orígenes en los años 70 hasta nuestros días. Según dice, los skinheads nacieron como un grupo antirracista, integrador, de izquierdas. Conforme fue evolucionando, se fue escindiendo y surgieron tres ramas: los skinheads ultraderechistas («boneheads»); los SHARP, o skinheads antirracistas -fuertemente politizados hacia la ultraizquierda y enemistados a muerte contra los fascistas-; y los skinheads «apolíticos», o «dudosos», que adoptan la estética «skin», pero evitan vincularse a ideologías políticas.

Schweizer hace un gran trabajo de documentación, recorre buena parte de Europa, e incluso viaja a Estados Unidos y Canadá. Se reúne con miembros de las tres facciones, intentando trazar puentes en común, analizando similitudes y diferencias. Y así conforma una valiosa pieza informativa, que no solo habla de los skinheads, sino de las bases de toda tribu urbana, de todo grupo social: himnos, banderas, templos, conductas… Actitud.

Kubrick se adelantó -es cierto- y además, al caricaturizar, llegó más lejos. Pero Schweizer lo hace bien -hay que reconocerlo- y además, al entrevistar, llega más cerca.

 

El agua, los sueños y Bruce Lee

Si hay algo por lo que Bruce Lee merece ser recordado, 39 años después de su muerte, no es por su dominio de las Artes Marciales, aunque esta idea resulte sorprendente. Claro que fue un luchador asombroso, qué duda cabe, pero sus aportaciones trascienden los puñetazos y las patadas y los gestos y filigranas que tan famoso le hicieron.

Bruce Lee estudió Filosofía, y esto es -en según qué círculos- bastante desconocido. Su padre era Primer Actor de Ópera china y él creció en un ambiente relativamente culto, vinculado a las artes. Desde bebé, participó en el rodaje de películas, pero tampoco deberíamos recordarle por su faceta de actor, ni aún por la de cineasta -que también lo fue-. Bruce Lee debería ser recordado por su capacidad para transformar los sueños en realidad.

El agua

Utilizar ningún camino como camino. Tener ninguna limitación como limitación.

Éste fue su lema, y le sirvió. Lee abogó por un modo de vida, por una manera de pensar y de conducirse en la que el individuo no se ciñera a una estructura preconcebida, sino que -desde la honestidad, desde la sabiduría- se dejara fluir libremente.

Decía que expresar la verdad interna de una manera honesta es lo más difícil de todo. Uno puede fácilmente dejarse llevar por la vanidad y así ofrecer (ofrecerse) una imagen que no sea acorde con la realidad. O bien circunscribirse sin criterio a los principios impuestos por una tradición, con lo que cada estímulo tendrá una respuesta prescrita y la libertad del individuo quedará mermada. Pero ir más allá -de la tradición, de la vanidad, de la estructura-, es lo complicado.

A Bruce Lee le molestaba el estereotipo del chino que plasmaban las películas de Hollywood. Con sus Non La, o sombreros cónicos, y su actitud servil, los chinos del cine poco tenían que ver con los reales. Él rechazó numerosos papeles de este corte para recrear, después, el cine, a su imagen y semejanza. Películas en las que la violencia no era gratuita, sino que estaba -desde su punto de vista- justificada. Películas en las que los protagonistas no volaban, sino que las luchas eran -aunque magistrales- verosímiles. Y películas en las que intentaba dar a conocer una filosofía basada en la honestidad, en el conocimiento y en la superación personal.

Los sueños

Y lo del callejón es mentira. No le mataron a traición, ni nada parecido. Bruce Lee murió en la cama, con 32 años. Quizás se machacó demasiado, es posible. O quizás -los seguidores de su doctrina preferimos verlo así- Bruce, en aquel momento, soñó con evaporarse.

 

Instrucciones para una revolución no violenta

La indignación crece en España y -si queremos mejorar la situación- tenemos que organizarnos. Todos sabemos que ya hay muchas acciones en marcha, protestas de todo tipo, pero quienes acudimos a la última gran manifestación (la del 19 de julio) pudimos comprobar que aún hay mucha desunión entre los ciudadanos. Los funcionarios por su paga extra, los mineros por la extinción del sector, los médicos por la sobrecarga, parados, estafados por las preferentes, republicanos, sindicalistas, jubilados, lesbianas… Cada uno protesta por lo suyo. Y se echa en falta un lema común, uno que nos una a todos, que nos dé fuerza y que sirva para resolver el fondo del problema.

«Basta de recortes» es un lema muy flojillo, estaremos de acuerdo. Y «la próxima visita será con dinamita» es un órdago a la grande, que no resulta nada creíble.

Hay otros eslóganes graciosos, pero que son meramente anecdóticos, como el «Que se jodan» de la Fabra. Pero si hubiera que elegir un eslogan, uno que nos uniera a todos, un mensaje que fuera realmente decisivo, cargado de verdad y que mirara el problema directamente a los ojos, éste podría ser «Hay alternativas». Porque las hay. Porque todos sabemos que las hay.

Soberanía popular

Lo que está en juego es la soberanía popular. El Gobierno, democráticamente elegido, está contradiciendo punto por punto sus promesas. Y, en este proceso, está desmantelando el Estado de bienestar. Si el pueblo se levanta y dice «no» -¡no lo desmanteles!-, el Gobierno debe hacer caso. Punto. Las medidas que han emprendido los gobernantes son tan decisivas para el futuro de España -y están tan lejos de lo prometido- que, si no se llevan a cabo con el apoyo popular, pueden considerarse dictatoriales (¡si al menos convocaran un referendum!).

Y frente a una dictadura, hay que actuar decidida, organizada y enérgicamente. No queremos la guerra. Repetimos: NO queremos la guerra. NO queremos violencia. NO queremos retroceder 80 años y volver a matarnos entre primos. Pero NO vamos a tolerar que se nos estafe, que se nos engañe, que se nos ningunee. Somos el pueblo, España es una democracia: somos los soberanos, haced lo que os decimos. Punto.

¿Qué alternativas?

Pues las que indican los expertos. Sociólogos, politólogos, economistas de todo tipo, estamos hartos de escucharlos por la radio. No los «expertos» que están en el Gobierno, sino los que están en Universidades. Ellos, los de las Universidades, no tienen los intereses económicos que pueden tener los políticos de primera línea. Ellos no están comprados.

Ellos, los expertos de las Universidades, han redactado libros como «Hay alternativas» o «Lo que España necesita«, en los que dejan muy claro cómo deberíamos hacer las cosas para recuperarnos de ésta. Y precisamente proponen todo lo contrario a lo que se está haciendo.

La necesidad de una revolución (no violenta)

Pero la movilización popular es fundamental para conseguirlo, los mismos expertos lo dicen. Debemos reivindicar nuestra condición de soberanos porque, si no, estamos perdidos. Y la revolución debe hacerse desde ya, de manera no violenta. No se trata -sólo- de salir un día a la calle con pancartas -o de mandar twits a mansalva-, sino de poner en marcha una estrategia que posibilite un cambio real. Los objetivos están sobre la mesa, vamos a por ellos. Ordenadamente.

Instrucciones para una revolución no violenta

Y aquí llega el documental que os proponemos. Se trata de un acercamiento a la vida y obra de Gene Sharp, titulado «Cómo empezar una revolución» y emitido por «Documentos TV» en enero de 2012. Sharp es un filósofo estadounidense que ha dedicado su carrera a promover la lucha no violenta, a favor de pueblos oprimidos y en contra de regímenes tiránicos. Su libro «De la dictadura a la democracia» proporciona las claves para el éxito de las movilizaciones populares, éxito que queda demostrado en su aplicación a los casos de numerosos países, como Birmania o Australia.

El documental ofrece una panorámica muy interesante y esperanzadora sobre las ideas de este nonagenario escritor y nosotros creemos que es responsabilidad de todos los españoles acercarse a ellas. Para luego hacer nuestro propio balance. Para saber en qué medida debemos, queremos y podemos colaborar.

No sabemos qué difusión tendrá este artículo, pero vamos a proponeros una iniciativa (aparte de la de ver el documental). Sharp resalta la importancia de utilizar un único color en las manifestaciones, una ropa que nos iguale a todos, un atuendo que cree espíritu de grupo. En las últimas manifestaciones, los profesores iban de verde, los médicos con bata blanca, los demás funcionarios de negro… Unámonos. Creemos una revolución blanca, tan fácil y tan simple. Todos tenemos en casa una camiseta blanca. Todos podemos ponernos una. Llevar a las manifestaciones otras dos o tres, para repartirlas entre nuestros acompañantes. E incluso organizar un fondo para comprar muchas y distribuirlas entre los demás manifestantes.

Es un paso pequeño. Es un paso simbólico. Pero es un paso.

 

Leer libro «De la dictadura a la democracia»

Leer libro «Hay alternativas»

Leer libro «Lo que España necesita»

De charla con Kusturica

El próximo martes 7 de agosto, el director de cine Emir Kusturica se encontrará con el público gijonés para hablar sobre su obra cinematográfica y musical. Kusturica, nacido en Sarajevo en 1954, está considerado como uno de los directores europeos contemporáneos más relevantes, con películas en su haber como «La viuda de Saint Pierre», o «Arizona Dream». El encuentro con el público se producirá a las 17:30 horas en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. La entrada es libre.

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