Comienza «Peor, imposible»

Aunque parece que aún no se ha publicado el programa completo del ciclo de cine «Peor, imposible» -que se celebra a lo largo de toda esta semana-, aquí os dejamos la agenda de proyecciones y actividades para los dos primeros días, es decir, lunes 27 y martes 28 de agosto. También podéis ver el EPK (Electronic Press Kit) que ha distribuido la Fundación de Cultura de Gijón, el cual incluye fragmentos de varias de las películas que se proyectarán.

Ciclo de cine Peor… Imposible 2012

Centro de Cultura Antiguo Instituto (Gijón). Del 27 de agosto al 2 de septiembre

Lunes 28.08.12

18.00 h. Presentación Lluis Nel Estrada

El planeta de los monstruos hambrientos EE. UU., 1970

Director: Al Adamson

Intérpretes: Robert Dix, Vicky Volante, John Carradine

La tierra se encuentra a merced de unos vampiros espaciales, como si los de por aquí no fueran suficientes, así que hay que enviar, p’allá enriba, una expedición a su planeta, por eso de muerto el perro se acabo la rabia. Bien sobrepasando con creces el límite de lo gamberro, esto es un engendro a costa del metraje de 4 películas, algunas filipinas y en blanco y negro, con tomas adicionales. El oír las explicaciones verbales no tiene desperdicio.

Frankenstein contra el monstruo del espacio EE. UU., 1965

Director: Robert Gaffney

Intérpretes: Marilyn Hanold, Robert Reilly,

Nancy Marshall, James Karen

No se sabe, a ciencia cierta, lo que ha ocurrido en Venus, pero el caso es que se han quedado sin mujeres, al menos es lo que aquí dicen. Para remediarlo envian a la tierra a una princesa venusiana para raptar a nuestra chicas, acompañada de un grupo armado y de un bicho, muy feo por cierto. Desde la tierra se envía un robot, que debido a la calamitosa misión, se convierte en la criatura del famoso doc. En fin, destinados están el monstruo de Frankestein y los venusianos a darse de tortas y solucionarlo, como lo de todo de por aquí, de la peor manera posible.

22.30 h > Cine de Culto

Seres crepusculares Filipinas, 1973

Director: Eddie Romero

Intérpretes: John Ashley, Pat Woodell, Jan Merlin, Pam Grier

Esta película de culto, The twilight people, es una disparatada versión de la novela de H. G. Wells, La isla del Dr. Moreau. Así que ya saben, científico loco creando una mezcla de humanos y animales. Muchos seres, digamos, raros.

MARTES 28.08.12

18.00 h

Godzilla, invasión extraterrestre Japón, 1996

Director: Inoshiro Honda

Intérpretes: Akira Kubo, Jun Tazaki, Yoshiro

Tsuchiya, Kyoko Ai

No sé si les interesara, pero esta es una oportunidad de ver juntos y revueltos a todos los monstruos japoneses. En fin, el monstruo Godzilla y sus congéneres deberán liderar la madre de todas las batallas, o algo así, para salvar la tierra de otra invasión de marcianos.

Presentación:

Dani Rodriguez / Inglorious Bastards

Año 2025, después del holocausto Italia, 1989

Director: Bruno Mattei

Intérpretes: Ottaviano Dell’Acqua, Geretta

Geretta, Massimo Vanni, Gianni Franco

En un mundo arrasado por la guerra nuclear, un grupo de guerreros supervivientes deberán enfrentarse, en medio de las ruinas, a una horda de roedores mutantes e inteligentes. Para entendernos, un puñado de pésimos actores, disfrazados de gente de mal vivir, una cantera abandonada y los restos de un decorado de película western, muchos animales de los anteriormente mencionados, y juerga la que se quiera.

22.30 h > Mesa redonda: Berto Peña y David M. Rivas / Civilizaciones avanzaes, vieyes marcianaes

Puma-man. El hombre puma Italia, 1980

Director: Albero de Martino

Intérpretes: Walter George Alton, Donald

Pleasance, Sydne Rome, Miguel Ángel Fuentes

Tremenda barbaridad, de las de verlas para creerlas, esta calamitosa imitación de Superman, torpe y cutre, mezcla en su argumento las chifladuras de Erich Von Daniken y Encuentros en la tercera fase. Tremenda.

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De la mina a la barricada

En este reportaje entrevistamos a Marcos Martínez Merino, director del documental «ReMine». El documental ahonda en la manera de ser de los habitantes de las cuencas mineras asturianas y los acompaña durante todo el conflicto originado en mayo de 2012 por el inminente cierre de los pozos en Asturias.

Marcos nos habla en esta entrevista sobre su propia experiencia personal, durante las cargas policiales, las asambleas, la Marcha negra a Madrid, y también explica cuál fue la reacción de los mineros cuando vieron el apoyo popular que estaban recibiendo y comprobaron que se habían convertido, una vez más, en los adalides de un movimiento social de denuncia, mucho más amplio que el referido a sus propias reivindicaciones.

El reportaje incorpora imágenes del documental y música del grupo asturiano Nuberu, expresamente cedidas para la ocasión.

Ver reportaje

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Cine y fotografía gratis en Gijón

Seguimos con la programación cultural veraniega. Aparte de todos los conciertos que se están celebrando en la Plaza Mayor de Gijón y de las innumerables actividades que ha traído consigo la Semana Grande -que mañana concluye con los famosos fuegos artificiales en la playa-, queremos resaltar un par de actividades que quizás pasen desapercibidas entre tanta oferta cultural, pero que son muy interesantes.

Por ejemplo, continúa el ciclo «El documental del mes», en este caso con la proyección de «My reincarnation» (Mi reencarnación) los próximos martes 21 y 28 de agosto en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. El documental, dirigido por Jennifer Fox, contrasta, a partir de la historia de una familia tibetana exiliada a Italia hace 50 años, los estilos de vida occidental y oriental.

En septiembre ya (el día 11), se podrá ver, también en el Antiguo Instituto, «De noche, ellas bailan», un documental sobre un clan de mujeres de El Cairo en el que el arte de bailar se transmite de madres a hijas desde tiempos inmemoriales.

Y los amantes de la fotografía tienen una cita con «Desestereotipando», muestra colectiva que ahonda, desde una perspectiva crítica, en los estereotipos de género y en las «nuevas masculinidades». Hasta el 2 de septiembre.

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De charla con Kusturica

El próximo martes 7 de agosto, el director de cine Emir Kusturica se encontrará con el público gijonés para hablar sobre su obra cinematográfica y musical. Kusturica, nacido en Sarajevo en 1954, está considerado como uno de los directores europeos contemporáneos más relevantes, con películas en su haber como «La viuda de Saint Pierre», o «Arizona Dream». El encuentro con el público se producirá a las 17:30 horas en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. La entrada es libre.

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Trilogía de la soledad

Hace algunos años, en el programa «Me lo dices o me lo cuentas» de Telemadrid -el cual con tanta gracia conducía la psicóloga Lorena Berdún- preguntaron a Eduardo Punset que cuál era su fantasía sexual. La pregunta tiene retranca, puesto que  Punset no es precisamente el perfil de entrevistado a quien uno preguntaría por su sexualidad. Pero Punset respondió. Y lo hizo con esta elegancia:

Mi fantasía sexual es la de viajar unos cuantos millones de años en el tiempo, a esa época en la que éramos organismos unicelulares y de un único individuo surgían dos. No como ahora, que tenemos que unirnos dos para crear uno.

Triste destino del animal incompleto, que busca su otra parte en algún rincón del planeta.

Trilogía de la soledad

José Antonio Quirós es un director asturiano de cine. «Pídele cuentas al Rey» quizás sea su película más conocida. Quirós lleva desde el año 2009 trabajando en una serie documental que trata sobre la soledad y cuyo último episodio acaba de publicarse. La trilogía bucea -con naturalidad, pero con profundidad- en esta lucha nuestra por no estar solos. Y muestra un panorama, cuanto menos, desolador. Sus principales protagonistas son tres hombres de más de 50 años con el corazón ciertamente resquebrajado. El miedo a la vejez inminente, las manías, el duelo por los desengaños vividos y una carencia -un vacío- esencial, son elementos profusamente documentados en la trilogía. Una mirada limpia, por otra parte, que no juzga, sino busca comprender -con curiosidad- y que retrata con maestría la situación de tantos y tantos hombres en esta cruda posmodernidad, es el común denominador de la serie.

Primera entrega: «Objetivo Braila»

«Porque quien encontró el amor no lo buscaba tanto». (Bunbury. «Porque las cosas cambian»)

«Objetivo Braila» es la historia de un taxista que ha medrado y ahora, a sus cincuenta y muchos años, busca una compañera que le atienda durante el resto de sus días. Literalmente: que le atienda. Fracasado en sus relaciones anteriores, este taxista exige mucho más de lo que entrega y así reclama de los demás una dedicación que no están dispuestos a prestarle. Es el caso del egocéntrico, que se cree autosuficiente -pero que se sabe vulnerable- y que sufre al ver que a los demás les importa poco su soledad.

En un alarde de [añadan el sustantivo que prefieran], Manuel -el taxista- se embarca en un viaje -en coche- a Rumanía, donde aspira a encontrar a quien él considera el amor de su vida: una chica a la que conoció en un club de alterne. Con él viaja un amigo que será testigo de quebrantos y pesares y padecerá estoicamente la injusta ira de quien culpa a los demás de sus propios errores.

Es un documental intrigante que comparte con el resto de la trilogía ese desánimo tan característico, una perspectiva resignada, parecida a la de aquel que mira a la muerte directamente a los ojos.

Segunda entrega: «Desde Rusia con dolor»

Si has venido a comprarme, lárgate. Si vas a venir conmigo, agárrate. (Bunbury. «Apuesta por el Rock n’ Roll»)

En este segundo documental, los protagonistas son otros. Aunque el hilo conductor sigue siendo el taxista y su sempiterna búsqueda, la película se centra muy especialmente en la experiencia de una mujer rusa que accede a vivir con él. Una mujer relativamente culta, aparentemente bondadosa, que intenta infructuosamente iniciar un romance con este hombre. Conforme ella va descubriendo quién es Manuel en realidad, el espectador se hace una idea mucho más clara de lo difícil que resulta el encuentro. Y es que no se puede recibir sin dar.

Pero hay otro personaje que resulta esencial en la trama: la directora de la agencia matrimonial que los ha unido. Al estilo de Tiresias, o del Oráculo de Delfos, esta señora es capaz de pronosticar el futuro. Entiende la problemática por completo, los choques culturales, los caracteres enfrentados y pone el acento en aquello que resultará decisivo. Un peso de sus declaraciones bien compensado y entradas a punto constituyen uno de los mayores aciertos de la película.

La agencia matrimonial, por otra parte, ofrece una imagen bastante saneada -aunque probablemente lo correcto sería decir «lavada»- de este negocio, de modo que, en apariencia, los clientes, tanto hombres como mujeres, abarcan prácticamente todos los estratos sociales. Es decir, no se trata de un fenómeno de «trata de blancas»; no es que hombres viejos y adinerados compren mujeres jóvenes y pobres, sino que el principal motor -también para ellas- es vencer a la soledad.

En cualquier caso, en estas relaciones, científicamente estudiadas, analizadas -frías- el amor es una quimera. Son contratos comerciales y sus cláusulas se negocian con antelación. Y si el producto no me convence, lo cambio por otro.

Tercera entrega: «Despoblados»

El tiempo no cura nada, el tiempo no es un doctor. (Bunbury. «Un bastón para tu corazón»)

Y así llegamos al último documental de la trilogía. Es el mejor de los tres y quizás debiera verse el primero, porque ofrece un contexto del que los otros adolecen.  En «Despoblados» ya no aparecen mujeres. En «Despoblados» sólo aparecen hombres solos. Ellos y sus estrategias para sobrevivir. La guitarra de uno, el acuario del otro… Se intuye un uso de la prostitución, un uso de las drogas, del alcohol. Una partida con los amigos, la fabada a fuego lento, el libro en el autobús… cada cual a lo suyo. Vacíos rellenos.

En el año 1991 (según el INE) el 10 por ciento de la población española vivía sola. En el año 2010, casi el 20 por ciento. Los protagonistas de esta película declaran que están bien solos. Que no les hace falta nadie…

Y uno, tristemente, recuerda a Punset y sus fantasías sexuales.

 

Ríndete mañana

Hoy se estrena en cines el documental «Ríndete mañana», del director estadounidense Michael Collins. «Ríndete mañana» narra la historia de Francisco Larrañaga, un español que fue condenado a muerte en Filipinas por el asesinato de dos mujeres en la isla. Sin pruebas que corroboren la culpabilidad de Larrañaga, el proceso legal, según el documental, se convierte en una farsa en la que la corrupción, la tortura y la presión social adquieren un lugar preeminente. Larrañaga sigue hoy en la cárcel.

«Ríndete mañana» ha sido premiado en numerosos festivales y obtuvo el premio a mejor documental en la categoría «Derechos Humanos» del último Docs Barcelona. Podemos verlo en Madrid (Pequeño Cine Estudio), Barcelona (Meliès) y San Sebastián (Cines Príncipe).

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Albéniz y las tetas

La cultura no es lo que aparece con ese nombre en los suplementos dominicales de los periódicos, esto se sabe. Fernando Alonso y su trayectoria en Ferrari, por ejemplo, la receta del guiso de la abuela, o las técnicas para un satisfactorio cultivo hidropónico son también cultura. Hay muchas definiciones del concepto «cultura» -y no siempre coinciden en cuanto a su objeto-, pero intuitivamente todos sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de ella. La cultura es una herramienta para vivir, una especie de manual de instrucciones que debemos aprender para desenvolvernos en un mundo que hemos heredado y que puede llegar a ser verdaderamente hostil. Tener cultura es saber utilizar un tenedor, pero también es saber cuándo callar.

Los debates en torno a esta noción de cultura, en la comunidad académica, son encendidos. Por ejemplo, hay corrientes de pensamiento que aseguran que la cultura es propiedad exclusiva de los seres humanos, es decir, que los demás animales carecen por completo de ella. Animal igual a instinto, humano igual a cultura. Pero claro, todo depende de qué consideremos cultura.

Sin embargo, hay un par de rasgos en los que parece que -más o menos- todos se ponen de acuerdo. El primero sería el aprendizaje: la cultura se aprende, no se nace con ella, puesto que -si no-, sería instinto. Y en este aprendizaje -que puede ser infinito-, la cultura se reinterpreta, se modifica, se adapta, cambia.

El segundo rasgo en el que también todos parecen coincidir -y aquí queremos hacer hincapié- es que la cultura se asocia a un grupo determinado de individuos, más o menos extenso, estableciendo así sus límites. Por ejemplo, los chinos tienen su cultura y los noruegos, la suya propia. Son dos grupos diferenciados por razón de su cultura. Pero no pensemos que los límites de la(s) cultura(s) son iguales a los límites de las naciones, esto es un engaño. Existe, por ejemplo, la cultura de los pescadores, que será muy parecida en Noruega y en China, o la de los surfistas. Existe la cultura de los punkies, con manifestaciones similares en multitud de países. Existe la cultura judeocristiana, que también establece sus propias fronteras, las cuales no coinciden con las de las naciones donde la hallamos. Forofos del Real Madrid y forofos del Barcelona componen dos culturas opuestas, pero ambas pertenecientes a una cultura común, la cultura «futbolera». Y así indefinidamente, hasta trazar un mapa insondable de culturas y subculturas que nos agrupan y nos separan.

España

Nuestros referentes culturales son, en primer lugar, nuestros padres. De ellos aprendemos no sólo a usar el tenedor -y a callar cuando es preciso-, sino a hablar y a pensar. De ellos aprendemos lo que es importante, lo que es bueno, lo que es bello, lo que es divertido… Sus prioridades son asimiladas por nosotros y luego renegociadas, adaptadas a nuestras propias necesidades (como decimos, la cultura es algo dinámico, cambiante). Así, la adolescencia podría estudiarse como ese momento en el que el hijo revisa el modelo cultural que ha mamado, lo compara con otros modelos existentes (con los de sus amigos, los sus ídolos, etc) y empieza a crear el suyo propio, normalmente por oposición al heredado.

España es cuna de grandes literatos, pintores, músicos y artistas en general. Sin embargo, a muchos españoles no les interesa esto en absoluto. Su cultura, igualmente española, camina en un sentido distinto al de la cultura de aquellos artistas: no comparten con ellos sus referentes. Estar al día de lo que sucede en las rutas ciclistas es cultura. Conocer la discografía de Aerosmith, la lista de ganadores de Operación Triunfo, o la tabla de precios de una peluquería canina es también cultura.

Albéniz

A nivel internacional, Isaac Albéniz está considerado como uno de los grandes músicos españoles de todos los tiempos. Aún más, se le considera uno de los mejores músicos de todos los tiempos -sin la etiqueta «españoles»-. Albéniz reinventó la música española. Lo hizo a finales del siglo XIX, es decir, no hace tanto. Y lo hizo en menos de 50 años, los que vivió.

Albéniz murió muy decepcionado. Consideraba que España era esa «morena ingrata» a la que había dedicado su vida y que no le devolvió ni siquiera el reconocimiento. Y eso que Albéniz, para componer, bebió de la música tradicional española. Cabría suponer que así, basándose en el folclore, conectaría mejor con el público, pero no. Una sociedad ocupada en otros menesteres no supo apreciar lo que tenía.

Hoy Albéniz goza de un cierto reconocimiento en España. Sus músicas al final trascendieron, como era natural y ahora a todos nos suena, por lo menos, su «Asturias». Sin embargo, si preguntáramos a 100 adolescentes españoles -al azar- que quién fue Albéniz, probablemente la gran mayoría respondería con un lacónico «no sé».

Televisión Española tiene en su página web un documental sobre Isaac Albéniz que se llama «Los colores de la música». Se puede ver gratuitamente, en cualquier momento.

Las tetas

Hay otro documental en la web de TVE titulado «Tetas: un valor en alza». También se puede ver gratuitamente, en cualquier momento. Habla, como cabría esperar, de la importancia que tienen los pechos en la vida de las personas. Aborda temas como la cirugía estética, los cánones de belleza, la politización del cuerpo, la construcción de la identidad conforme a la percepción de los demás… Es un documental interesante el cual, si bien no profundiza en exceso, ofrece al menos algunas pinceladas de este fenómeno.

Pero, sobre todo, lo que consigue el documental es acercarnos al modo de ser de gran parte de nuestros vecinos (a cierta zona de la cultura). Ver a varias veinteañeras tan preocupadas por su busto -y por cómo les sentaría la ropa con dos tallas más- es llamativo. Oírles decir que con las tetas siliconadas se consiguen mejores puestos de trabajo es… decepcionante. Qué afán de superación.

Crisol 

Y esa es su cultura. Una cultura de una España adolescente que desprecia lo heredado y busca su identidad en lo concreto inmediato, en lo fácil. Una cultura efebocrática -de culto a la juventud- que iguala el éxito personal al número de votos obtenidos en Badoo. Que desprecia a Albéniz mientras paga 6.000 euros por cada teta.

Pero lo más gracioso es mezclarlo todo. Imaginar a estas veinteañeras como si fueran personajes de un cómic: sentadas frente a la tele, viendo el documental de Albéniz. Sobre sus cabezas, un bocadillo -de esos que muestran lo que el personaje está pensando- y en su interior, el dibujo de unas enormes tetas encarnadas.

Albéniz era -y esto es bien sabido- un mujeriego: probablemente, le encantaban las tetas (en esos años también se llevaban gordas). Pero fue capaz de sobreponerse a ellas, a su influjo imperialista; fue capaz de apartarlas de su centro de atención, al menos, durante el tiempo necesario para reinventar la música española. Y reinventándola -olvidándose de tanta teta-, engrandeció la cultura.

 

Vertov, Nyman y Niemeyer

«Nyman with a movie camera», película dirigida por el compositor británico Michael Nyman y recreada a partir de la célebre «El hombre de la cámara» de Vertov, se proyectará el próximo 10 de junio en el Centro Cultural Internacional Avilés (antes conocido como Centro Niemeyer).

Dziga Vertov era un cineasta polaco que desarrolló su carrera en la Unión Soviética durante la primera mitad del siglo XX. Puede considerársele uno de los inventores del Cine, en tanto en cuanto creó una nueva narrativa durante los albores del séptimo Arte. Sus obras ponen en práctica la teoría de la «Cámara-ojo», que básicamente consiste en aproximarse a la realidad sin mediación de actores, escenarios, o guiones, para después construir el sentido de la narración en la sala de montaje.

«El hombre de la cámara» está considerada como una de las obras maestras del Cine. Retrata la vida cotidiana de la población rusa en los primeros años del comunismo soviético, con especial atención a la industria, el transporte, el trabajo, el deporte y las relaciones sociales (matrimonio, divorcio, amistad…).  Aquí podemos ver la versión sonorizada por The Alloy Orchestra, a partir de las indicaciones de Vertov.

El experimento de Michael Nyman («Nyman with a movie camera»), que podremos ver en Avilés dentro de unos días, consiste en un montaje idéntico a la película de Vertov, pero a partir de imágenes grabadas por él mismo durante dos décadas. Tras la proyección, tendrá lugar un encuentro con el artista.

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Parabrisas interactivo

Si habéis visto «Misión imposible: Protocolo fantasma», quizás recordéis a Tom Cruise conduciendo a toda velocidad mientras consulta un mapa en el parabrisas de su coche. Estas ventanillas interactivas, que parecen de ciencia ficción, ya se están diseñando.

El proyecto «Windows of opportunity» adapta el llamado «cristal inteligente», un tipo de cristal que cambia de opacidad y que hace las funciones de pantalla, a las ventanillas -traseras de momento- de los coches. El cristal es interactivo, de modo que se puede controlar por contacto o con movimientos de la mano, en aquellos vehículos equipados con los sensores adecuados.

«Windows of opportunity» emerge de un trabajo conjunto entre General Motors y estudiantes del Future Lab del Instituto de Arte Bezalel de Israel. En principio es un prototipo y no está previsto comercializarlo, pero ya se han desarrollado varias aplicaciones informáticas, como «Pond», un programa para compartir música con otro coche conectado, o «Spindow», que muestra en tiempo real las ventanillas de otros usuarios.

Parece evidente que las grandes ventajas que aportará este sistema, cuando se llegue a implantar, tendrán que ver -como en «Misión imposible»- con la localización vía GPS -mapas- y con aplicaciones de realidad aumentada, que proporcionan información adicional de los sitios que se visita. Podremos preguntar «¿qué es este monumento?», o «¿dónde está el hospital más cercano?».

Donde aún no se le encuentra mucha utilidad a las pantallas transparentes es en el entorno doméstico. Samsung ya ha presentado modelos comerciales de pantallas transparentes de alta definición, de 22 y 46 pulgadas, pero sus aplicaciones parecen estar más relacionadas con la publicidad en centros comerciales que con el visionado de cine o televisión.

Confianza

En las «terapias de grupo» a menudo se realiza el siguiente ejercicio: uno de los pacientes se coloca de espaldas a sus compañeros y se deja caer, con la esperanza de que ellos lo sostengan antes de chocar contra el suelo. El ejercicio trata de poner a prueba y reforzar su confianza. El grupo siempre lo sostiene, sin excepción, pero el paciente no siempre consigue reunir la confianza necesaria para entregarse a sus compañeros.

El ejercicio se repite varias veces con cada persona y es progresivo, es decir, el grupo cada vez tarda más tiempo en rescatar al paciente, dejan que se aproxime más al suelo antes de sujetarlo.

Hay un punto crítico que demuestra la verdadera confianza en el grupo. Si uno se deja caer de espaldas -hagan la prueba-, puede oscilar unos 45 grados antes de perder definitivamente el equilibrio. A lo largo de esos 45 grados de inclinación, se pueden tomar medidas correctoras, es decir, doblar el cuerpo, echar un paso atrás -arrepentirse- pero, más allá de ese punto, la colisión contra el suelo, si no hay alguien para sostenernos, resulta inevitable. Es el punto de no retorno. Traspasar ese punto significa entregarse de verdad. Confiar.

Confianza aplicada

«Capturing the Friedmans» (2003) es el título del primer documental del estadounidense Andrew Jarecki. Narra la historia de una familia de clase media-alta de Long Island que, de la noche a la mañana, se ve envuelta en una turbia trama policial. Acusado de abusos sexuales a menores, el padre, Arnold Friedman, se enfrenta no sólo a una condena equivalente a la cadena perpetua, sino muy especialmente al linchamiento público.

Sin pruebas concluyentes, más allá de retazos de verdad, declaraciones inconexas y toneladas de prejuicios, la familia se esfuerza por entender lo que sucede y -quizás con ese propósito- graba en vídeo buena parte del proceso. El espectador asiste así, en primera persona, al desplome de una familia modelo, al derrumbe de todo un sistema de valores cuya base principal era (es) la confianza mutua.

Precisamente de eso, de confianza, habla la película. Y lo hace de tal modo que es el propio espectador quien la experimenta: des-confianza en los acusados, des-confianza en los acusadores, des-confianza en el proceso legal, en los abogados, en los detectives, des-confianza en los jueces, y des-confianza, en definitiva, en el conjunto de la especie humana.

Pero nada hay más duro que desconfiar de las personas más cercanas. Desconfiar de tu padre… Desconfiar de tu marido, de tu hijo… Uno no puede vivir así, no se puede sufrir tanto. Por eso, cuando el paciente (el hijo, la mujer, el hermano) se entrega, cuando ha alcanzado un cierto punto -de no retorno-, cuando uno ya ha puesto toda su vida en manos de los demás -cuando se ha rendido- no es posible recapitular, retractarse, echar marcha atrás.

Aunque todo el mundo te diga que estás equivocado.

Y aunque mueras en el intento.

 

Entrevista al director (en inglés)

Web oficial