El rollito

Con el lanzamiento, hace pocos años, de la Canon EOS 5D Mark II (una cámara de fotos reflex digital que permitía grabar vídeo de buena calidad en alta definición) se marcó un antes y un después en la producción audiovisual. Tradicionalmente, SONY, Panasonic y JVC habían controlado el mercado de cámaras de vídeo, tanto a nivel profesional -con cámaras de 15.000 euros en adelante- como a nivel prosumer (semiprofesional) – con cámaras de hasta 7.000 euros-. La nueva Canon no intimidó a estos fabricantes, que le restaron importancia pensando que se trataba de otra cámara de fotos. Pero lo que no tuvieron en cuenta fue lo que nosotros llamamos «el rollito».

¿Y qué es el rollito?

«El rollito», básicamente, es una estética que las cámaras reflex sí consiguen y que las cámaras tradicionales de vídeo no. Cualquier espectador de cine habrá visto que en las películas, muchas veces, parte de la imagen está desenfocada. Esto permite resaltar ciertos elementos sobre otros. Por ejemplo, en una conversación, la cara del personaje estará enfocada y el fondo, desenfocado (borroso). En fotografía, esta parte enfocada recibe el nombre de «profundidad de campo».

Las cámaras de fotos (reflex) tienen una profundidad de campo muy pequeña, parecida a la de las cámaras de cine (por lo que en sus imágenes hay muchos elementos desenfocados) y sin embargo, las cámaras de vídeo -sobre todo a nivel prosumer- tienen una profundidad de campo mucho mayor (y por tanto, toda la imagen suele estar enfocada). Esto se debe al tamaño del sensor (CCD o CMOS). Las cámaras de vídeo normalmente llevan tres sensores pequeños y las cámaras reflex llevan un único sensor, pero más grande.

Este fenómeno, que tradicionalmente se había considerado un fallo del cine -ya que complica mucho el manejo de la cámara-, en realidad asemeja las imágenes cinematográficas -o las grabadas con reflex- a la visión humana. Además, los más de cien años de evolución del cine nos han acostumbrado a esta estética por lo que, cuando vemos una imagen con partes desenfocadas, nos parece mucho más «cinematográfica» -más bella- que una en la que todos los elementos están enfocados.

La publicidad, los videoclips y otras producciones en las que prima la estética han utilizado tradicionalmente este recurso, frente a otras producciones televisivas -informativos, programas, etc-, que se han beneficiado de la comodidad que supone tener una mayor profundidad de campo. Esto también ha reforzado la percepción de que una imagen es más bella -más artística- cuanto más «rollito» tenga.

DSLR y tal

En el sector profesional -sobre todo cuando hablamos de producciones de bajo presupuesto-, las cámaras reflex digitales (denominadas DSLR) han sustituido en gran medida y en pocos años a las cámaras de vídeo. Y es que, pudiendo emular la estética cinematográfica (conseguir «el rollito») con una cámara que cuesta menos de 3.000 euros, ¿quién va a comprar una cámara de vídeo? Además, a estas nuevas cámaras se les puede acoplar una amplia gama de objetivos que dan una mayor versatilidad a las producciones, lo que no pasaba con las cámaras prosumer de vídeo.

Pero claro, no dejan de ser cámaras de fotos. Y grabar con una cámara de fotos es muy incómodo. Por ejemplo, en la citada Canon no se puede escuchar el sonido mientras que se está grabando. Tampoco se puede conectar a ella micrófonos profesionales. Además, hay que grabar a pulso -no sobre el hombro como con las cámaras de vídeo- y las grabaciones tienen una duración límite de 20 minutos seguidos, ya que las tarjetas de memoria que usa están formateadas en FAT32 y no permiten archivos mayores de 4GB. Por si esto fuera poco, el formato de vídeo que emplea es h.264, lo cual impide una efectiva corrección de color en la fase de postproducción.

Por supuesto, el mercado es pujante y en poco tiempo se ha inventado toda clase de accesorios para mejorar la ergonomía y conectividad de estas cámaras (ver foto).

No obstante, muchos de los problemas -como el formato de vídeo o la limitación de los 20 minutos- no quedan resueltos con estos armatostes y además, los accesorios encarecen mucho el equipo.

Los grandes fabricantes de cámaras (SONY, Panasonic…), al ver que se les estaba escapando buena parte del mercado, han reaccionado, pero a trompicones. Han intentado incorporar «el rollito» a cámaras de vídeo de este rango de precios, como por ejemplo la Panasonic AG-AF100 o la SONY NEX-VG20. Sin embargo, ninguna de estas cámaras ha conseguido desbancar a las DSLR de su posición preeminente, ya sea por ergonomía, conectividad o precio.

La gran esperanza prosumer

Dicho todo lo anterior, ¿cómo sería la cámara perfecta para un prosumer? Para empezar, debe tener «el rollito», claro. Debe ser ergonómica, es decir, cómoda para grabar a hombro, para enfocar y para ver lo que se está grabando desde cualquier posición. Conectividad, monitorización de audio, ópticas intercambiables, un formato de vídeo que permita una buena corrección de color, gestión de archivos, medidores de señal (histograma, monitor en forma de onda)… Y un precio inferior a los 3.000 euros.

Por ahora, las que más se acercan a esta utopía prosumer no provienen precisamente de las marcas que todos podríamos esperar, sino de otras menos especializadas, como Blackmagic (empresa tradicionalmente centrada en la fabricación de capturadoras de vídeo) -con su Blackmagic Cinema Camera-, o Bolex (empresa que se hizo popular en los años 70 y 80 con sus cámaras caseras de 8 y 16mm). Ninguna de estas cámaras ha salido aún al mercado. De hecho, en el caso de la Digital Bolex, su lanzamiento está condicionado al éxito de su actual campaña de financiación colectiva.

En Canon, que no son tontos, han visto que empresas pequeñas estaban conectando mejor con las necesidades del usuario, sobre todo en lo relativo al formato de vídeo, así que han reaccionado con su Canon 5D Mark III, que emplea el codec All-I -especialmente pensado en la corrección de color-, y además permite la monitorización del audio.

Conclusiones

Como conclusión, podríamos decir que la utopía está a la vista, pero no presente. Parece que, hoy en día, a la hora de comprar una cámara de este rango, siempre tenemos que sacrificar algo, ya sea comodidad, calidad del vídeo, o el propio «rollito».

Y por otra parte, nos gustaría desenmascarar «el mito del rollito». Y es que no todo lo grabado con DSLR es artístico, por mucho «rollito» que tenga (ver vídeo), ni todo lo exento de «rollito» carece de Arte.

De la televisión

En estos días inciertos para las televisiones públicas -ya sean de rango nacional o autonómico- debido a los recortes presupuestarios y otras amenazas que pesan sobre ellas, creemos que conviene reflexionar acerca de la función social que estas instituciones desempeñan. Con tal propósito, mencionamos a continuación algunos puntos que consideramos clave a la hora de decidir sobre su futuro y/o fijar prioridades en cuanto a programación se refiere.

Contexto histórico

Los medios oficiales de comunicación siempre han existido. Si nos remontamos lo suficiente, podríamos incluso considerar que los rapsodas y aedos de la Grecia clásica -que narraban, al ritmo de la música, las aventuras de Ulises y compañía- cumplían una función de divulgadores de la Ética y la Moral oficiales. Pero, sin hilar tan fino, podemos fácilmente remontarnos a los tiempos de los Reyes Católicos y encontrar medios de comunicación de corte oficial que -potenciados por el invento que revolucionaría el mundo: la imprenta- conseguían hacer llegar al pueblo aquella información que los poderosos consideraban de interés. Evidentemente, este tipo de prensa -los «mercurios», que se llamarían después- se encontraba sometida a un férreo control por parte de los gobernantes que la sufragaban.

Aunque la prensa clandestina -subversiva- creció paralelamente a la prensa de corte oficial, no fue hasta el siglo XVIII que los periodistas -o gacetilleros- empezaron a gozar de cierta autonomía, estableciendo las bases del libre periodismo. Y fueron las revoluciones sociales de finales del XVIII (Revolución Francesa, Estados Unidos…), con sus nuevos sistemas de gobierno -República, Democracia, Monarquía parlamentaria-, las que crearon el campo de juego en el que la prensa se está debatiendo desde entonces.

Principios

  • El poder es del pueblo

En un Estado democrático, como el español, la Soberanía es popular. Aunque se trate de una Democracia representativa -ya que delegamos en ciertas personas para que se encarguen de la gestión estatal-, los ciudadanos tenemos voz y voto en las cuestiones públicas.

  • Para valorar es preciso saber

Es imposible opinar sobre algo que se desconoce. Preguntar a un analfabeto si «hucha» se escribe con hache, no tiene sentido. Del mismo modo, preguntar a un ciudadano si está a favor o en contra de una política de la que jamás ha oído hablar resulta ridículo.

  • Los medios de comunicación crean comunidad

Comunicar significa «poner en común«. Los medios de comunicación sirven para poner en común ideas, hechos, emociones, etc, de modo que un determinado grupo de personas se convierta en una comunidad.

  • Informar, formar y entretener

Las funciones básicas de un medio de comunicación, en un Estado democrático son, por orden de prioridad, las de informar, formar y entretener. Informar para que el ciudadano pueda participar en la vida pública, lo cual es su derecho. Formar para que sus decisiones estén basadas en argumentos sólidos, por el bien de todos. Y entretener, porque el ocio -el juego- forma parte de la esencia humana tanto como el negocio.

  • Vigilancia social

Del mismo modo que, en sociedades complejas, compuestas por millones de personas, delegamos en ciertos individuos y colectividades para que se encarguen de la administración del Estado, también delegamos en otras para que se encarguen de vigilar esa administración e informarnos de lo más relevante: los periodistas.

  • Independencia, libertad e integridad

Para que la información que llegue al pueblo sea útil y no esté contaminada por intereses de cualquier índole, el periodista debe ser independiente de cualquier presión ideológica, libre para expresar sus opiniones, e íntegro en el desarrollo de su labor, conforme a los Códigos Deontológicos de la profesión.

  • Empresa frente a Estado

Si bien a un medio de comunicación privado se le debe exigir que, en sus informaciones, respete la verdad de los hechos, no se le puede exigir que informe, o que forme. Habrá, por ejemplo, en la esfera privada, medios de comunicación totalmente orientados al entretenimiento y esto no es condenable. En cambio, los medios de comunicación públicos -pagados con los impuestos de los ciudadanos- nacen con una vocación de servicio público, es decir, nacen con la función primordial de informar, con verdad, con independencia, con rigor; con la función de formar; y con la función de entretener, si fuera menester. Los dirigentes políticos deben garantizar la efectividad de este servicio público y para ello -para asegurar su total independencia- deberían alejarse por completo de su gestión.

  • Información regional

En una sociedad plural, en un «Estado de las Autonomías», los medios de comunicación públicos deben reflejar esta pluralidad y propiciar el acceso de todos los ciudadanos, de cualquier región del país, a la información pública. En este principio se basa la existencia de las televisiones autonómicas, por ejemplo, puesto que su función es cubrir en detalle los acontecimientos de la región en que se hallen.

  • Desarrollo socio-económico y cultural

Los medios de comunicación son vehículos de cultura y agentes dinamizadores del desarrollo socio-económico. Al abrigo de una televisión pública, por ejemplo, nacen multitud de empresas dedicadas a labores tan diversas como la construcción de decorados, la grabación de música, la formación de actores, o la iluminación de exteriores. Una televisión potencia el tejido empresarial de una región, crea cientos de puestos de trabajo y diversifica las áreas laborales: es riqueza.

Medidas

Últimamente,  se están adoptando diversas medidas desde la esfera política que van en detrimento de los medios de comunicación públicos. Por ejemplo, se ha modificado la Ley que regulaba el nombramiento del Presidente de Radio Televisión Española. Se ha despedido a 1200 trabajadores de Canal 9. Se ha aprobado un proyecto de Ley que permite a las Autonomías privatizar sus televisiones públicas. Y se han realizado sangrantes recortes presupuestarios, sin mencionar los conocidos impagos por parte del anterior Gobierno del Principado de Asturias a RTPA, que ya se están dirimiendo en los Tribunales y amenazan con hundir la cadena y con ella a decenas de empresas.

Por otra parte, la muy deficiente gestión de algunas televisiones por parte de sus responsables ha llevado a la quiebra técnica y -lo que es peor- al descrédito de estas instituciones. La ciudadanía ha perdido la confianza en los medios de comunicación públicos y ha olvidado que son una herramienta útil a su servicio.

Prioridades

Ante una situación de crisis como la actual, es fundamental fijar prioridades, de modo que se pueda distinguir lo prescindible de lo imprescindible y así reorientar las políticas. Las televisiones públicas son imprescindibles para garantizar la participación ciudadana en la gestión pública. Si se pierden las televisiones públicas, se pierde la Soberanía popular. Su programación puede ser objeto de variaciones -parte de ella será prescindible-, pero una televisión pública siempre tendrá que atender al mandato que la legitima. A tal objeto, proponemos:

  • Que se mantenga la titularidad pública de todas las televisiones públicas.
  • Que se ajuste su dimensión en función del tamaño de la población a la que presten servicio. Esto podría implicar un recorte en las horas de emisión.
  • Que los contenidos primen la información -en sus múltiples géneros: noticia, reportaje, crónica, documental…- y la formación, en detrimento de contenidos de entretenimiento (series, reality shows, eventos deportivos…)
  • Que los contenidos sean producidos por la propia plantilla de la televisión, o por empresas de su área de influencia, con especial presencia de las pequeñas y medianas.
  • Que se potencie la colaboración entre distintas televisiones con el fin de compartir contenidos que tengan interés fuera de sus respectivas áreas de influencia. Esto se traduce en una eficaz reestructuración de la Federación de Organismos de Radio Televisión Autonómicos (FORTA).
  • Que se modifiquen los Estatutos de las televisiones públicas de modo que sus Consejos de Administración no estén compuestos por políticos, sino por notables procedentes de las Universidades y por periodistas de reconocido prestigio que garanticen la independencia del medio.
  • Que se pulse la opinión de los trabajadores de las distintas cadenas y se implementen mejoras propuestas por ellos.
  • Que se modifique la legislación de Derechos de Autor en un sentido que permita y promueva la utilización por parte de los ciudadanos de los fondos documentales de las televisiones públicas.
  • Que la gestión de las televisiones esté permanentemente sometida a auditorías externas, de modo que se garantice la transparencia en la contratación y la eficiencia de las inversiones.
  • Que se depuren responsabilidades por vía penal de las gestiones anteriores.

Todo lo anterior se ha dicho en referencia exclusiva a las televisiones públicas y no aspira más que a ser un análisis somero de la situación y una propuesta de mejora. Si quisiera hacerse hincapié en el estado actual del periodismo en España, habría que hablar sobre la transparencia -la opacidad- de la Administración, sobre el despotismo de algunos dirigentes (que celebran ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas), sobre la precaria situación laboral de los trabajadores, sobre el intrusismo laboral y sobre otras mil cuestiones que exceden los límites de este editorial y que pueden leerse en manifiestos de las Asociaciones de Periodistas, o de Reporteros Sin Fronteras. Y es que, del mismo modo que el ciudadano tiene derecho a ser informado, también tiene el deber de informarse.

Vertov, Nyman y Niemeyer

«Nyman with a movie camera», película dirigida por el compositor británico Michael Nyman y recreada a partir de la célebre «El hombre de la cámara» de Vertov, se proyectará el próximo 10 de junio en el Centro Cultural Internacional Avilés (antes conocido como Centro Niemeyer).

Dziga Vertov era un cineasta polaco que desarrolló su carrera en la Unión Soviética durante la primera mitad del siglo XX. Puede considerársele uno de los inventores del Cine, en tanto en cuanto creó una nueva narrativa durante los albores del séptimo Arte. Sus obras ponen en práctica la teoría de la «Cámara-ojo», que básicamente consiste en aproximarse a la realidad sin mediación de actores, escenarios, o guiones, para después construir el sentido de la narración en la sala de montaje.

«El hombre de la cámara» está considerada como una de las obras maestras del Cine. Retrata la vida cotidiana de la población rusa en los primeros años del comunismo soviético, con especial atención a la industria, el transporte, el trabajo, el deporte y las relaciones sociales (matrimonio, divorcio, amistad…).  Aquí podemos ver la versión sonorizada por The Alloy Orchestra, a partir de las indicaciones de Vertov.

El experimento de Michael Nyman («Nyman with a movie camera»), que podremos ver en Avilés dentro de unos días, consiste en un montaje idéntico a la película de Vertov, pero a partir de imágenes grabadas por él mismo durante dos décadas. Tras la proyección, tendrá lugar un encuentro con el artista.

Más información

Entusiastas

El entusiasmo es ese furor, esa exaltación, que sentimos cuando nos topamos con algo que nos maravilla. Decía el doctor Marañón que «la capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual». Y no seremos nosotros quienes le contradigamos.

Para el entusiasta, el Universo entero se apaga y emerge entonces, como unidad brillante, su objeto entusiástico. Puede ser cualquier cosa, un árbol en la estepa, la risa de un niño, los colores de una pluma, el sello impreso a dos tintas, o una idea revolucionaria. El entusiasmo es libre, infinito, y cada uno es atrapado por él a través de objetos diferentes.

Mirado sin entusiasmo, el mundo parece, en cambio, «vengarse de nosotros volviéndose mudo, erial e inhóspito» (Ortega y Gasset). Aquello que nos entusiasma es lo que nos permite vivir, lo que nos da fuerzas, porque «siempre es más fecunda una ilusión que un deber». Movidos por el entusiasmo, somos capaces de cualquier cosa, no hay responsabilidad ni mandato que se le compare: el sacrificio deja de ser tal y se convierte en minucia. Y sin él, no somos nada.

Al entusiasta, sin embargo, se le confunde con el loco. Quizás sea por esto mismo, porque, preso de excitación, el entusiasta no repara en peligros o dificultades; el miedo no existe para él, como tampoco el dolor o el pesar. El entusiasmo es éxtasis puro -en su definición etimológica-, es trascendencia.

Treadwell

Timothy Treadwell era un entusiasta. En su caso, fueron los enormes osos grizzly de Alaska quienes consiguieron «arrebatarle». Durante 13 años convivió con ellos en su territorio, sin armas, solo, en estado salvaje. Este «guerrero amable» -como él se denominaba-, supo imponer su presencia pacífica a unos animales a los que adoraba -en el sentido estricto de la palabra- y por los que habría muerto sin dudar.

Durante el invierno, Treadwell viajaba por escuelas de Estados Unidos impartiendo charlas a los niños y cuando se aproximaba el verano, instalaba su campamento en Alaska -compuesto por poco más que una tienda de campaña- y se dedicaba a convivir con los osos. Sus propósitos no quedaban del todo claros, ya que no era un biólogo que estudiara el comportamiento de la especie, no era un director de cine que editara sus propios documentales, y tampoco era, en el sentido estricto, un activista que presionara para modificar las políticas de conservación. No era nada de esto, y sin embargo, lo fue todo, porque creó una fundación llamada «Grizzly People» -que se dedica a la defensa y preservación de los osos-, porque se convirtió en un importante referente para la Etología -nadie como él había realizado semejante trabajo de campo- y porque durante los últimos tres años documentó en vídeo -minuciosamente- sus estancias en Alaska.

Treadwell era, como decimos y ante todo, un entusiasta. No sabía muy bien por qué o para qué, pero sabía que quería estar allí. Lo deseaba tanto, que su propia vida se convirtió en un precio asequible. Y no es que no conociera los peligros de vivir con osos. No es que no tuviera miedo. Es, simplemente, que el miedo no le impidió hacer lo que quería hacer.

Treadwell murió en el año 2003, devorado por un oso. Pero, durante sus últimos trece años de vida -no antes-, llevado por el entusiasmo, entregado a él -rendido- fue, a pesar de dolores y desdichas, frente a miedos, penurias, calamidades y agonías, lo que popular, sencillamente se conoce como una persona feliz.

Herzog

Werner Herzog es uno de los directores de cine más importantes del mundo. Con decenas de películas a sus espaldas, es difícil que alguien no haya visto alguna de sus obras. «Aguirre, o la cólera de Dios» y «Nosferatu» -con el polémico Klaus Kinski como protagonista en ambas- quizás sean las más célebres, pero su extensa producción de documentales es verdaderamente remarcable.

«Grizzly Man», rodado en el año 2004, analiza la figura de nuestro entusiasta. Narrado con voz en off por el propio Herzog, el documental se adentra en la historia personal de Treadwell a través de sus propias grabaciones de campo. Las imágenes de Treadwell son -ni que decir tiene- impresionantes. Constituyen un documento único de contacto con los osos y un verdadero elogio a la grandeza de lo salvaje.

En cuanto a entrevistas y declaraciones, éstas son sencillas, pero decisivas: amigos y familiares de Treadwell, profesionales de diverso corte y un inquietante médico forense que, en conjunto, ofrecen un contexto moral para la actividad del «guerrero amable». Pero Herzog no se limita -y esto es muy característico en este documental- a utilizar los «cortes finales», es decir, las declaraciones limpias, sino que también incluye imágenes de los entrevistados -y del propio Treadwell- en los momentos de preparación antes de la entrevista, en las tomas falsas, etc. De este modo, lo que consigue es crear una película desnuda y honesta, que busca comprender en profundidad, sin juzgar, dialogando.

El espectador

Y el espectador reacciona. Lo excesivo de la conducta de Treadwell es interpretado como demencia y rechazado, su éxtasis criticado, denostado, y toda su figura cuestionada. Parece que, al buscar justificación racional a sus acciones, nosotros, adultos pragmáticos, perdemos la posibilidad de entenderlo. Porque el entusiasmo no se entiende. No se justifica. No se razona o argumenta. El entusiasmo se experimenta.

Treadwell entusiasmado era un niño: insolente, imprudente, radical. Y como el niño que todos fuimos, pura vida.

 

Parabrisas interactivo

Si habéis visto «Misión imposible: Protocolo fantasma», quizás recordéis a Tom Cruise conduciendo a toda velocidad mientras consulta un mapa en el parabrisas de su coche. Estas ventanillas interactivas, que parecen de ciencia ficción, ya se están diseñando.

El proyecto «Windows of opportunity» adapta el llamado «cristal inteligente», un tipo de cristal que cambia de opacidad y que hace las funciones de pantalla, a las ventanillas -traseras de momento- de los coches. El cristal es interactivo, de modo que se puede controlar por contacto o con movimientos de la mano, en aquellos vehículos equipados con los sensores adecuados.

«Windows of opportunity» emerge de un trabajo conjunto entre General Motors y estudiantes del Future Lab del Instituto de Arte Bezalel de Israel. En principio es un prototipo y no está previsto comercializarlo, pero ya se han desarrollado varias aplicaciones informáticas, como «Pond», un programa para compartir música con otro coche conectado, o «Spindow», que muestra en tiempo real las ventanillas de otros usuarios.

Parece evidente que las grandes ventajas que aportará este sistema, cuando se llegue a implantar, tendrán que ver -como en «Misión imposible»- con la localización vía GPS -mapas- y con aplicaciones de realidad aumentada, que proporcionan información adicional de los sitios que se visita. Podremos preguntar «¿qué es este monumento?», o «¿dónde está el hospital más cercano?».

Donde aún no se le encuentra mucha utilidad a las pantallas transparentes es en el entorno doméstico. Samsung ya ha presentado modelos comerciales de pantallas transparentes de alta definición, de 22 y 46 pulgadas, pero sus aplicaciones parecen estar más relacionadas con la publicidad en centros comerciales que con el visionado de cine o televisión.

Confianza

En las «terapias de grupo» a menudo se realiza el siguiente ejercicio: uno de los pacientes se coloca de espaldas a sus compañeros y se deja caer, con la esperanza de que ellos lo sostengan antes de chocar contra el suelo. El ejercicio trata de poner a prueba y reforzar su confianza. El grupo siempre lo sostiene, sin excepción, pero el paciente no siempre consigue reunir la confianza necesaria para entregarse a sus compañeros.

El ejercicio se repite varias veces con cada persona y es progresivo, es decir, el grupo cada vez tarda más tiempo en rescatar al paciente, dejan que se aproxime más al suelo antes de sujetarlo.

Hay un punto crítico que demuestra la verdadera confianza en el grupo. Si uno se deja caer de espaldas -hagan la prueba-, puede oscilar unos 45 grados antes de perder definitivamente el equilibrio. A lo largo de esos 45 grados de inclinación, se pueden tomar medidas correctoras, es decir, doblar el cuerpo, echar un paso atrás -arrepentirse- pero, más allá de ese punto, la colisión contra el suelo, si no hay alguien para sostenernos, resulta inevitable. Es el punto de no retorno. Traspasar ese punto significa entregarse de verdad. Confiar.

Confianza aplicada

«Capturing the Friedmans» (2003) es el título del primer documental del estadounidense Andrew Jarecki. Narra la historia de una familia de clase media-alta de Long Island que, de la noche a la mañana, se ve envuelta en una turbia trama policial. Acusado de abusos sexuales a menores, el padre, Arnold Friedman, se enfrenta no sólo a una condena equivalente a la cadena perpetua, sino muy especialmente al linchamiento público.

Sin pruebas concluyentes, más allá de retazos de verdad, declaraciones inconexas y toneladas de prejuicios, la familia se esfuerza por entender lo que sucede y -quizás con ese propósito- graba en vídeo buena parte del proceso. El espectador asiste así, en primera persona, al desplome de una familia modelo, al derrumbe de todo un sistema de valores cuya base principal era (es) la confianza mutua.

Precisamente de eso, de confianza, habla la película. Y lo hace de tal modo que es el propio espectador quien la experimenta: des-confianza en los acusados, des-confianza en los acusadores, des-confianza en el proceso legal, en los abogados, en los detectives, des-confianza en los jueces, y des-confianza, en definitiva, en el conjunto de la especie humana.

Pero nada hay más duro que desconfiar de las personas más cercanas. Desconfiar de tu padre… Desconfiar de tu marido, de tu hijo… Uno no puede vivir así, no se puede sufrir tanto. Por eso, cuando el paciente (el hijo, la mujer, el hermano) se entrega, cuando ha alcanzado un cierto punto -de no retorno-, cuando uno ya ha puesto toda su vida en manos de los demás -cuando se ha rendido- no es posible recapitular, retractarse, echar marcha atrás.

Aunque todo el mundo te diga que estás equivocado.

Y aunque mueras en el intento.

 

Entrevista al director (en inglés)

Web oficial

Mundos inexistentes

Aquí os dejamos una pequeña muestra de cómo se construye esa maravillosa mentira que es el cine. Brainstorm es una de las más importantes empresas productoras de 3D y «Motion Graphics» (gráficos animados) del mundo. Han trabajado para directores como Scorsese, los hermanos Coen, Ron Howard, o Tim Burton. Este vídeo es su «reel» -o «bobina»- correspondiente a la segunda temporada de «Boardwalk Empire», serie ambientada en los años de la ley seca en Estados Unidos. Para dar una idea, diremos que producir el primer capítulo de esta serie costó 18 millones de dólares. Ver para creer…

Web oficial

Fuerzas de la Naturaleza

Hablemos de Bunbury. Porque hablar sobre un único documental, en este caso, es quedarse corto. Sería como pretender que todo el mar, que todos los océanos y los ríos y los lagos y torrentes, y manantiales, pozas, cuencas, estuarios, cirros, nimbos y hasta nubes lenticulares cupieran en una copa. No caben. Me dirán que todos son agua -y es cierto-, poco más que hidrógeno y oxígeno en diversos estados, y que -la parte por el todo- una copa son todas las copas. Pero, visto así, tampoco las personas somos mucho más que alma y materia en descomposición, así que mejor no simplifiquemos.

Nada que objetar, no obstante, a «Porque las cosas cambian». Es un documental correcto en su género, profusamente documentado y coherente. Cuenta con la participación de figuras importantes en la carrera de este célebre «entretenedor» (como él mismo se define) y aporta datos que, incluso a los seguidores mejor informados pueden sorprender. Se echa de menos la aportación de Juan Valdivia, quien fuera guitarrista de Héroes del Silencio, y quizás un acercamiento más personal por parte del director (Javier Alvero) a la figura de Bunbury, una mayor profundidad en el análisis, un estudio de lo que en realidad representa este artista, pero todo no se puede tener.

¿Y qué representa?

Bunbury es la voz de toda una generación, y no sólo de una generación de españoles, sino de una generación de hispanohablantes. Sus seguidores, que se cuentan por millones, se extienden desde Tierra de Fuego hasta Tijuana, pasando por Aravaca, Berlín o Aichi (Japón). Las letras de sus canciones son aprendidas de memoria, coreadas en sus matices más nimios, y sus acordes estampados en internáuticas partituras pirata que circulan, aún hoy, entre las carpetas de los párvulos aprendices de ser humano.

Su gallardía, respetuosa pero irreverente, valiente hasta la temeridad, culta, tierna, ha sido el modelo para miles de conducirse con desaire en un mundo regido por la pompa vana y el corsé. Su feroz sacrificio, silenciado, menospreciado, ha insuflado bravura a raudales ante la abnegación y el abatimiento de la masa informe, ha animado en el sentido estricto de la palabra, ha investido de espíritu al individuo acallado e inconsciente de sí mismo.

Los temas que trata en sus composiciones hablan del mundo en sí, de la traición, de la soledad, del encanto, la pureza, de la muerte en vida, del desgarro… Dios, mundo y hombre en todas sus combinaciones y siempre un extrañado observador impaciente, sufridor agónico, que no puede más que ofrecer humilde testimonio para quienes quieran escucharlo.

Sí, y también ha unido a músicos de diversas estirpes. Y músicas de distintas eras. Su viaje por los sones ha involucrado ya a numerosas bandas de muy distinto corte. El circo, el cabaret, las músicas negras, las indígenas, folk norteamericano, ritmos electrónicos, bolero, ranchera, cumbia, aires orientales -del Próximo y del Lejano-, y por supuesto rock & roll conforman un repertorio en el que lo raro es encontrar dos canciones que suenen igual. De hecho, la banda que en estos días acompaña a Bunbury -los llamados «Santos Inocentes»- encuentra graves dificultades para adaptar músicas que ni siquiera fueron compuestas pensando en la actual configuración de instrumentos. Son grandes músicos, pero Bunbury resulta inasible.

Este perpetuo reinventarse -que sí fuera convenientemente señalado en el documental- convierte a nuestro histrión en Maestro. Y es que, hoy en día, no hay una figura equiparable en el panorama musical hispanoamericano, ni en repertorio, ni en seguimiento, ni en coherencia, ni en trayectoria. Bunbury, para orgullo de sus seguidores y acrimonia de sus detractores -que los tiene a espuertas, como buen histrión-, ocupa actualmente el trono de la música en español.

Lo audiovisual y lo humano

Y su visibilidad es máxima, pero siempre elegante. Incluso en su lidia con las majors, jamás se ha prestado al amarillismo. Su trabajo ha estado siempre en el centro de atención y su vida personal, siempre reservada. Incluso el reciente nacimiento de su hija Asia, fruto de su relación con la fotógrafo Jose Girl, ha sido relegado, con honrosas excepciones, al cuarto oscuro de la intimidad (¿y quién no quiere enseñar las fotos de sus hijos?).

Frente a esa discreción, la producción videográfica en torno a Bunbury es impresionante. En su haber quedan decenas de vídeos que han contado con la participación de directores como Juan Antonio Bayona («El orfanato»), con tecnologías como la grabación 3D -suyo es el primer concierto grabado en 3D en España- y se han sumergido en ambiciosos experimentos creativos, como un mediometraje de ficción para su último disco, «Licenciado Cantinas».

Podría creerse que, a ese nivel -al suyo-, todo es más fácil. Pero, no nos engañemos, no es cuestión de dinero, sino de muchísimo trabajo. Para hacernos una idea pensemos que, desde que los Héroes del Silencio volvieran a unirse en la gira del año 2007, Bunbury no sólo ha sido padre, sino que ha editado cuatro discos -con sus respectivas giras-, ha colaborado en la grabación de videoclips, de documentales como el que nos ocupa, y ha participado en incontables proyectos creativos (sus redes se extienden desde un sello discográfico hasta una editorial de libros de poesía), además de conceder cientos de entrevistas a medios de toda índole. En menos de cinco años. Su frenético ritmo parece no entender de limitaciones corpóreas.

Y es que Bunbury es una fuerza de la Naturaleza: imparable, inevitable, incombustible, inexplicable, irreductible. Por eso -desde nuestra posición de indígenas curiosos, semiadaptados a este medio caprichoso-, a esta Fuerza, como a las demás, como al Sol, a la Noche o al Magnetismo, nos conviene, si no comprenderla -porque no llegamos-, al menos, sí idolatrarla.

Entrevista Rolling Stone marzo 2012

Web oficial

David frente a Goliat

Ayer se presentaba en Oviedo el proyecto «David frente a Goliat», una iniciativa cuyo objetivo es fomentar en España la cultura innovadora a través del ejemplo de pequeñas empresas que han conseguido abrirse camino en mercados dominados por grandes corporaciones. Cuatro documentales y doce reportajes, realizados por la productora asturiana Tierravoz ilustran la actividad de estos empresarios.

Dirigidos por Carmen Comadrán y César Díez, los audiovisuales no se limitan a exponer, como si de un catálogo se tratara, un listado de buenas prácticas corporativas, sino que ahondan, siguiendo el estilo característico de estos realizadores, en la experiencia humana de emprender. De este modo, la moral del emprendedor, su visión particular del mundo, se sitúa en el centro mismo del proyecto, en tanto en cuanto la actividad de la empresa no es tan relevante como su filosofía.

«David frente a Goliat» nace como un proyecto interactivo en el que se persigue la participación ciudadana. Concebida como obra en proceso, la página web www.davidfrenteagoliat.com aloja un mapa en el que, por sugerencia de los usuarios, se incluirán progresivamente nuevos ejemplos de empresas que han hecho de la innovación su modo de subsistencia.

Además, el proyecto se compone de una serie de acciones formativas y de una guía didáctica, para todos aquellos que estén interesados en emprender, en innovar, o en fomentar esta cultura en sus redes de acción social.

Junto a Tierravoz, participa en el proyecto la consultora Pisa, especializada en innovación, con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

Web oficial

Canal en Youtube

Cuenta de Facebook

Combinado de glorias

Wim Wenders es uno de los grandes directores europeos. Sus películas son bien conocidas en según qué círculos, aunque completamente ignoradas en otros. Quizás las más famosas sean «El hotel del millón de dólares» -con actuación de Mel Gibson y banda sonora de U2- «El cielo sobre Berlín» -con Bruno Ganz y Peter Falk (Colombo)-, «Lisbon Story» -con la banda portuguesa Madredeus- y el documental que hoy nos ocupa, «Buena Vista Social Club».

«Buena Vista…» en principio trata sobre la gira que en 1998 realizó un grupo de música cubana formado por viejas glorias, grandes maestros olvidados, alrededor del mundo. Rescatados por el guitarrista y productor musical estadounidense Ry Cooder, figuras como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer o Rubén González obtienen, octogenarios ya, poco antes de morir, el reconocimiento que merecen.

Canciones arrancadas del recuerdo popular y sentidas en carne propia cobran forma en estas voces pulposas y densas, curtidas durante décadas de puros habanos aliñados con ron. En este sentido, el documental es un testimonio insustituible. Registra esos momentos tan especiales que tuvieron lugar en el estudio de grabación, durante los ensayos, los preparativos, las actuaciones…

Pero Wim Wenders no se conforma con cubrir el evento, él siempre explica el mundo alrededor, o por lo menos lo retrata. Mediante entrevistas a cada uno de los componentes del grupo, accedemos a una perspectiva de Cuba que nunca antes se había plasmado. Es una visión en la que castristas y anti-castristas estarán de acuerdo, en la medida en que Wenders observa la sociedad cubana sin juzgarla. No se centra en las bondades o vilezas del Régimen, ni en la pobreza o riqueza económica de la isla, sino que nos invita a conocer el modo de vivir de sus gentes. Preeminentes cantantes como Ibrahim Ferrer se ganan la vida limpiando zapatos, pero exhalan una clase de felicidad muy difícil de encontrar por estos lares.

Y esto es lo que consigue Wenders, hablar de lo uno y de lo otro, al mismo tiempo, en la misma imagen, en el mismo espacio. Así, no sólo talento es capturado, sino carácter, creencias, relaciones, habitación, transporte, educación, y en definitiva todos los elementos que configuran el mapa de una cultura. No es la música cubana la retratada en este documental: es Cuba misma. Y, por contraste, el mundo entero.

*Durante un tiempo peligrosamente indeterminado, el documental completo se puede ver en Youtube. No os lo perdáis.